A las chicas no les gustan las bicis (por lo general), así que como los relojes, las motos o los coches, las bicicletas suelen ser terreno de hombres. Cierto que hay excepciones (por la moda, principalmente), pero no suele ser algo habitual. Cuando una chica entra en ese entorno dominado por personas del sexo opuesto suelen ocurrir cosas como ésta, en donde una aficionada al ciclismo descubre que su culo es el motivo principal de atención cuando va en bici, y una de las ventajas de utilizarla (porque le ven bien el trasero). Luego dirán que no quieren ser tratadas como objetos... En fin.
Hace años (bastantes años) me pasaba muchas tardes de verano con ancianos, iba con ellos mientras alguno ponía su transistor a eso de las tres de la tarde (sintonizando aquella emisora que decidieron quitar de enmedio por conveniencia, Antena 3 Radio), aunque en la mayoría de las ocasiones era yo quien llevaba la radio sintonizando la Cope o la SER (no controladas ni dictada su opinión aún por el gobierno de turno). Cuando caminábamos teníamos que detenernos cada cierto tiempo, porque se paraban a admirar las chicas atractivas que pasaban a nuestro lado, siguiéndolas con la mirada hasta que las perdían de vista. Era un suplicio pero en cierta forma llegué a comprenderlos, porque para ellos, que habían vivido los años más duros de la represión, ver a una mujer ligera de ropa, o con prendas ceñidas o enseñando más escote de lo habitual era todo un acontecimiento.
Poco tiempo después entré a trabajar en jardinería y restauración, y conmigo entraron algunas mujeres. No era nada habitual ver a chicas en ese tipo de trabajos en esos años, así que de nuevo captaban toda la atención, y cuando íbamos a algún parque o zona verde a trabajar, enseguida se formaban a su alrededor una enorme multitud de mirones para admirarlas. Eso traía consigo un gran problema: si había algún trabajo pesado nos tocaba a nosotros, "que éramos hombres", y si por alguna causa tenían que hacerlo ellas ya podías prepararte a oír la bronca de que menudo hombre estás hecho y cosas por el estilo.
Pero peor aún me ocurrió cuando entré a trabajar en limpieza, un mundo "dominado" absolutamente por mujeres. Cuando entré por la puerta me miraron como si nunca hubiera cogido una fregrona y, por supuesto, aprovecharon "que era hombre" para destinarme a los trabajos más duros. Suele ocurrir en esas profesiones, incluyendo enfermería, porque sí: también estudié enfermería y tuve que abandonar cualquier intento de desarrollar mi profesión ahí porque era desesperante.
Las mujeres han ido teniendo más y más peso en el mercado laboral, y cada vez más libertad, reclamando nuevos espacios para sí. Eso ha traído consigo que aumente su poder adquisitivo y, con él, su atractivo para las marcas. Pero el problema es que, a pesar de todos sus logros y superar en cierta medida a los hombres en muchos terrenos, ocupando profesiones antes impensables, la toma de decisiones sigue estando en manos de varones.
Pocas mujeres hay ejecutivas, incluso en un mundo tan femenino (el de la moda), quienes manejan el cotarro son los hombres y los grandes modistos (Dolce & Gabbana, Prada, Versace, Givenchy, Louis Vuitton, Armani, Guccy...). Pocas mujeres toman decisiones y tienen el control de las compañías automovilísticas, de motos, bicicletas o relojes. Esto hace que en muchas ocasiones las líneas femeninas de marcas en esos sectores se estrellen una y otra vez con los mismos estereotipos, caigan en los mismos errores. Y aunque digan estar asesorados por mujeres, éstas -como el caso de "la chica del culo" en el inicio del post- suelen estar bastante absorbidas por la atmósfera masculina, por lo que sus ideas, campañas o aportaciones no llegan a atraer a otras chicas, sino suelen acabar atrayendo a hombres.
En firmas como Casio tenemos buenos ejemplos, sus G-Shock Mini pensados para chicas acabaron siendo adquiridos en gran mayoría por hombres, y sus S Series tienen tendencia a seguir idéntico destino.
Coches, relojes, bicis... Se publicitan para chicas sin pensar en qué las motivaría para adquirir algo así. La mayoría de esos artículos son expuestos y publicitados como si fueran joyas o cremas, con estrellitas, pedrería, brillos y glamour. Como si estuvieran intentando vender un desodorante en lugar de un Baby-G. A nadie se le ocurrió pensar publicitarlos como chicas duras, rebeldes, contestatarias o dominadoras sobre el género masculino. Las agencias de marketing siguen usando recursos para hombres que no motivan a las mujeres.
Muchos aún creen en la falsa idea de que las mujeres hablan todo el día de telenovelas, planchas de cocina, sartenes y cafeteras. Nada más lejos de la realidad. Al igual que los hombres, la mayoría de las mujeres lo que hablan entre ellas es de sexo. A veces me quedaba "flipando" con el tema preferido que tenían de conversación las limpiadoras en una de las empresas donde trabajaba, en cuya plantilla eran todo mujeres (conversaciones entre las que destacaban las primeras masturbaciones de sus hijos, se emocionaban inusitadamente y nunca entendí por qué).
Cuando publiciten una bici o un reloj, en lugar de una chica subiendo una pendiente con un cuerpo de curvas electrizantes y una camiseta sutilmente desabrochada, si quieren vendérsela a una mujer lo mejor es que les pongan a un hombre bien dotado y con sus pectorales al aire. En lugar de una chica pintada luciendo un Baby-G o un S-Series, que pongan a una con un reloj siendo perseguida por hombres. Triunfarán más. Venderán más. No es tan difícil. Los publicistas en los años cincuenta y sesenta descubrieron que la mujer vendía, y colocar en un anuncio a una chica de buen ver hacía que los hombres adquiriesen ese producto. Ya va siendo hora que descubran que, si quieren sacarle el dinero a las féminas, tienen que ponerles delante a los hombres. Porque a ellas también les interesa el sexo opuesto, ¡y de qué forma!
| Redacción: Radio Ibérica
Yo creo que el principal problema es que a los hombres nos gusta creer que nuestra novia o nuestra esposa es solo de nuestra propiedad y que no mira a otros tipos. Algo absurdo porque claro que miran y les atraen otros hombres, pero ellas no son tan transparentes, y exceptuando a amigas íntimas no lo dicen porque socialmente no esta tan bien aceptado como cuando un hombre mira a una mujer.
ResponderEliminarNo se si es bueno o malo, pero las cosas se van igualando. Chicas que repasan a hombres cuando los ven pasar, productos creados y destinados a ellas (The Bodyshop), ...
ResponderEliminarAl final, la publicidad, lleva siendo un engaño. En los años 50 con imágenes, y ahora con emociones, pero de lo mismo, de parejas atractivas, éxito, dinero, ... Y sinceramente, nada de eso te lo va a dar un producto, sea el que sea.