Durante estos últimos años había podido "esquivar" el uso de la receta electrónica. Mi ATS había querido dármela, pero la pude convencer diciéndole que no me importaba acudir al centro de salud ya que, de paso, me hacían el control de rutina (control de tensión, seguimiento de peso, etc...). Pero esta última vez el médico se empeñó en que ya era hora de que me "modernizara" y pasarme a la receta electrónica, así que estos últimos días me he visto peleando con ella y descubriendo todo un mundo nuevo de posibilidades.
¿Qué es una receta electrónica? Bueno, creo que a estas alturas todo el mundo lo sabe: en lugar de acudir al centro de salud, la receta electrónica lleva un control informatizado sobre tus medicamentos durante un tiempo determinado (tres meses, seis meses, un año...), y los va gestionando, de manera que solamente tienes que acudir a tu farmacia con un número personal (y un código de barras) para que automáticamente sepan qué tienen que darte. Dicen que es una gran ventaja para los enfermos crónicos -como yo- porque nos evita acudir al centro de salud (¡como si no tuviésemos que acudir de todas formas, si estamos enfermos es por algo!), y argumentan que además de esa, hay otras innumerables ventajas. Bajo mi punto de vista es una auténtica porquería. Una muestra más de cómo funciona éste país.
La receta electrónica es una de ese tipo de cosas que la Administración se empeñó en informatizar porque hay que hacerlo, porque es "moderno" y "cool", no porque sea efectivo. Una prueba de que los ordenadores pueden ser muy útiles, pero en malas manos llevar a una gestión desastrosa. Y cuando unimos la administración pública con su penosa gestión, y un sistema informático, el caos está asegurado (como ejemplo, ahí tenemos el sistema cl@ve).
Por de pronto dicen que con la receta electrónica se ahorra en papel. Evidentemente sí, pero la inversión que han tenído que realizar las farmacias para actualizar sus sistemas nadie lo ha tenido en cuenta. Por otro lado, si en lugar de usar todo un folio por receta -con más de la mitad de su espacio desaprovechado- usaran un pequeño talonario (porque para anotar el nombre de un medicamento no se necesita mucho espacio, la verdad) podrían ahorrarse muchísimo papel.
También aducen que es para hacer más efectivo y racional el uso de medicamentos. Eso es totalmente falso. Con la receta electrónica debes sacar tu medicamento cada mes (o cada equis días, según el tratamiento), si no lo haces, queda anulada y tendrás que volver a pedir otra. En mi caso, intentaba alargar mis medicamentos lo máximo posible no solo para no tener que derrochar dinero -público o mío, da lo mismo-, sino para que no se me acumulasen en casa. Ahora no podré hacerlo. Bienvenidos a la "eficiencia", señores.
Diréis que entonces el médico me ajuste el tratamiento, el problema es que mi tratamiento no es fijo, no tiene una dosificación normalizada y depende de crisis. Un mes puedo necesitar más, y otro menos, es según las temporadas. Con la receta electrónica te obligan a atiborrarte de medicamentos aunque no los necesites, con el consiguiente gasto público. ¿A quien beneficia esto? Por supuesto, a las farmacéuticas, que fueron las más interesadas en que se llevase lo más pronto posible su implantación (y para eso supongo que tuvieron que haber untado bastante a bastantes políticos).
Antes, con las recetas clásicas tenía un control de lo que consumía, ahora ese control con la receta electrónica es imposible: ni en la farmacia saben las cantidades de unidades que tengo prescriptas porque el sistema no les permite acceder a esa información. De locos. Mi médico puede haberme recetado cuarenta unidades, puedo llevar gastadas veinte, puedo llevar gastadas treinta, pero hasta que no llegue al final no lo sabré.
Y hablando de las farmacias, cada una es un mundo. La receta electrónica se vendía como una democratización del procedimiento de expedición, pero nada mas lejos de la realidad. He ido a varias farmacias, y las hay que te dan un ticket con los medicamentos que tienes que ir a recoger, las hay que no te dan nada (y búsquese usted la vida y adivine la fecha de recogida usted mismo), ¡e incluso en una me dieron un ticket con medicamentos para prescribir de fecha atrasada! Es decir: medicamentos que "me quedan por recoger" que tenía que haber recogido, pero como los tenía en casa no lo hice, y se quedan en espera para que los recoja. Sería de risa si no sonara tan espantoso como os lo cuento. Si no los necesito, ¿por qué los tendría que recoger? Un ejemplo más de lo que ocurre cuando pones a gestionar y diseñar un sistema informático operado y pensado por palurdos.
Me gusta tener el control de los medicamentos que tomo, también me gustan los ordenadores pero por eso precisamente sé que hay cosas donde son enormemente útiles, y otras no. Si yo gestiono personalmente lo que tomo y consumo, puedo ir a recogerlo cuando realmente lo necesite o se me haya acabado, pasando previamente por el centro de salud, obviamente. Pero hasta mi madre, con un tratamiento regular, no podía llegar a fin de mes con las pastillas que le daban y son innumerables los casos -porque los conozco- de ancianos y ancianas que el farmacéutico tiene que "prestarles" medicamentos por adelantado. Un caos. Por supuesto, el farmacéutico tan contento porque así les obliga a comprar en su farmacia y les imposibilita acudir a otra. En teoría esto está prohibido (legalmente no permiten que se haga), pero es una práctica de lo más habitual, y que está a la orden del día, y una estrategia del farmacéutico para tener clientela fija. O sea: con todo el morro se aprovechan de la receta electrónica para sus fines, y su implantación les ha supuesto una nueva vitalidad que nunca se habían imaginado ni en sus mejores sueños.
Otro desastre es el sistema de información. Al menos en mi Comunidad Autónoma, nadie te explica razonablemente bien qué significa cada clave que utilizan, ni siquiera la página oficial de la receta electrónica. He tenido que ir preguntando para averiguar que la "D" es "a demanda" (o sea, puedes sacar medicamentos "que te dé la gana" -dentro de un límite- y cuando te dé la gana), mientras que "C" es "crónico" (enfermos con medicamentos fijos a tomar cada determinado periodo de tiempo, y los cuales no pueden pedir los medicamentos en su farmacia ni antes ¡ni después!, de lo que diga el sistema informático).
Da la sensación de que los ordenadores son unos tiranos pero, como bien dice mi amigo Guti, los ordenadores no son malos en sí mismos, son deterministas. El problema es quien los diseña y maneja. No me imagino a un ancianito siguiendo su medicacion con este sistema, porque no lo entienden y lo que quieren entender se lo ocultan para que tengan la menos información posible, y no me extraña que siga habiendo tanto malestar con la receta electrónica. Creo que este sistema sería realmente útil si se ofreciera al paciente mayores posibilidades de interactuar con él (por ejemplo, tener acceso a su médico a distancia para cambiar detalles y posología de medicación "en tiempo real", un sistema informático inteligente de verdad y no ésto que nos han vendido, que da risa). Claro, eso es pedirles demasiado a los ineptos que lo han diseñado (aunque sinceramente creo que no son ineptos, creo que lo han diseñado así a propósito, no me creo que haya ni un solo informático con dos dedos de frente que sepa programar, y que a la vez sea tan tonto).
Otro de los más graves problemas que veo es el de la confidencialidad. Parece mentira que en un mundo donde la confidencialidad parece tan importante y vital, en una sociedad que quiere dárselas de tan sofisticada y adelantada como la europea, y donde le ponen multas millonarias a sitios como Facebook solamente por hacer público tu nombre, algo tan sensible como tu medicación esté menos protegido que tu mismísimo perfil público de Facebook. Me explico: con el anterior sistema de recetas, yo podía ir un mes a una farmacia y recoger un medicamento y, al mes siguiente, acudir a otra diferente sin que esta última supiera que había adquirido ese medicamento en otro lugar un mes antes, y sin saber siquiera si lo tomaba habitualmente o era algo ocasional (a no ser que yo mismo se lo dijera, si me daba la gana, pero darle esa información dependía exclusivamente de mí, no de un sistema informático). Con la receta electrónica esa privacidad (que es un derecho) ya no existe. Si acudes a una farmacia un mes, y al siguiente te da la gana ir a otra, la segunda sabrá que ya has adquirido ese medicamento en otro sitio previamente. Os preguntaréis qué importancia tiene. Pues mucha. Algunos de los medicamentos que tomo son bastante caros, por lo que a la farmacia le interesa que los adquiera en ella. Sé por experiencia que si no lo haces, y te ven (o se enteran) que los recoges en otras, se molestan (y lo sé porque lo he vivido, en persona y en familiares).
Claro que existe la posibilidad de solicitar una receta electrónica confidencial, pero cuidado porque en lugar de ventajas podréis tener muchos problemas: el primero es que los médicos son muy reticentes a dar recetas de este tipo, y a la hora de que tu farmacia gestione tus medicinas (al estar todo en su sistema) como no saben cuales son, si cambias de farmacia o decides recogerlas en varios sitios y se confunden en una (de dosis, o incluso de producto, o tienes alguna incidencia), el tener los medicamentos ocultos te puede dar un quebradero de cabeza que, en el caso de no tenerlos, te evitarías. De todo esto se deduce que el antiguo sistema de recetas no solo era más efectivo, te ofrecía mayor control y seguridad para ti mismo sino que, además, protegía mejor tu privacidad al darte a ti totalmente el control sobre cada medicamento.
Otro ejemplo más de ello: supongamos que entre mi medicación hay un ansiolítico que en mi farmacia habitual (porque trabaja mi ex, porque trabaja un amigo de mi padre, mi tío o por lo que sea) no quiero que sepan que tomo. Con el sistema antiguo podía ir con mis recetas a esa farmacia que me tratan genial y cuya gente me parece simpatiquísima (o simplemente porque prefiero darles las ganancias a ellos), y recoger en otra a veinte metros (o a veinte kilómetros, lo que me apeteciera) el ansiolítico. Con la receta electrónica eso ya no se puede hacer: si vas a una farmacia a recoger un medicamento, automáticamente sabrán no solo el resto de medicamentos que tomas, sino cuándo los tomas, cuándo los has recogido (por lo que deducen fácilmente si les compraste a ellos o no), y cuándo tienes que volver a recogerlos. ¿Es que nadie pensó en esto, en algo tan simple y básico, a la hora de diseñar este vergonzoso sistema? En serio: parece que lo hubieran diseñado mientras estaban de copas en un tugurio viendo a unas furcias bailar. Visto lo visto, probablemente haya sido así.
Y concluyo con lo más fuerte: más delirante aún e increíble es cuando llego a una farmacia con la receta electrónica, y la farmacéutica me viene con un montón de cajas del mismo medicamento, pero de laboratorios diferentes. Me sentí un privilegiado. Parecía que iba a organizar un desfile de bonitas cajas de colores sólo para mí. Me quedé de piedra. Le pregunté: ¿y ésto? Y me responde: es que con la receta electrónica podéis elegir laboratorio. Espantado y boquiabierto, no salía de mi asombro, ¡jamás me habían dado a elegir laboratorio alguno cuando iba con las recetas clásicas! De hecho, la mayoría de las veces me daban genéricos. Pero ¡ah!, ¡la receta electrónica lo cambia todo, amigo! ¡Ahora -como dirían los antiguos hackers- eres "élite"! Todo se explica porque, al parecer, les interesa que vayas con la receta electronica porque así ellos te venden todo el tratamiento en su conjunto, y así aseguran contar con un cliente fijo cada mes. No debéis olvidar nunca que las farmacias ganan con los enfermos crónicos, son los que les dan los mayores beneficios. Tú o aquél que vais de cuando en cuando por un simple "resfriadillo" de invierno no les interesáis para nada. "Lo gordo", "lo interesante" y los que les pagan las nóminas son todos los enfermos crónicos con sus tratamientos continuados. Así que te ponen una alfombra roja nada más cruzar la puerta. Más aún, ¡incluso me dieron un obsequio!
¡Qué país! Yo le hice ver lo absurdo de la situación, y le dije que si eso era lógico, si no era el mismo principio activo en una marca que en otra. Me miró con cara de asombro, como diciéndome que el absurdo era yo por no aprovecharme de esa ventaja de la que todos se aprovechaban.
Francamente, estoy pensando en ir cada mes a una farmacia diferente, y en cada farmacia llevarme un obsequio a ver quién me regala más cosas por mi tratamiento, mientras elijo al laboratorio mas "chuli" y que a su vez me regale bolis, pegatinas o merchandising (estoy abierto a sugerencias, podéis ir escribiéndome de los laboratorios para proponerme regalos). Por lo que sé, algunas farmacias te regalan hasta jabón y gel de ducha, así que me ahorraré a costa de todos los contribuyentes hasta los productos de baño. Algún "listo" inventó este sistema para que así fuese, y bobo el que no se aproveche de él. Paga la Seguridad Social. Pagamos todos.
| Redacción: Bianamaran.blogspot.com
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