13.8.22

Mira la paja de tu propio ojo

Difusiones Medias Unidas


Te voy a contar una anécdota muy interesante y clarificadora. Un guerrero muy famoso, de porte atlético y esbelto, regresaba de una de sus últimas y victoriosas campañas, yendo en su cabalgadura por un camino en medio del bosque. Se encontró entonces con Buda, que venía caminando abstraído en sus cosas. Al verlo, el guerrero se detuvo y, todo envalentonado por sus grandes logros le preguntó sin cortapisas:

- Y tú, ¿por qué estás tan gordo?

Ante lo cual Buda, sin mostrar un atisbo de molestia, simplemente respondió:

- No estoy gordo. Estoy henchido de sabiduría.


Difusiones Medias Unidas


El guerrero se alejó cabizbajo y avergonzado, al darse cuenta de lo que significaba que él estuviera delgado y atlético.

Juzgar, o culpar a una persona por sus apariencias o por lo poco que sabemos de ella supone casi siempre equivocarnos o, como dice Jesucristo, "no ver la viga en el propio ojo".




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