Durante estas primeras semanas de noviembre los grandes almacenes están enviando sus catálogos de publicidad, antes del "boom" de las compras navideñas, en donde de verdad esperarán obtener los mayores beneficios. Así, ahora se centran en productos de electrónica, electrodomésticos e informática tras las ventas escolares (en equipamiento y material escolar) de estos meses pasados.
Llama la atención que entre todas las rebajas y descuentos que anuncian haya dos cosas que brillen por su ausencia. Dos aparatos que antiguamente eran de presencia casi obligada (en los años ochenta y noventa) en catálogos de este tipo, y hoy hayan desaparecido. Me refiero a los relojes digitales, y a los receptores de radio.
Los relojes digitales es comprensible. La relojería mecánica está viviendo una segunda juventud y ahí no hay más que decir. Por otra parte, quienes sí están presentes ahora son los llamados "smartwatches", o relojes funcionales para el deporte con conexión al smartphone. Esos han ido sustituyendo a los antiguos llamativos y atractivos digitales. Éstos (los digitales) solo se ven ya en tienda, o si se buscan específicamente por Internet. Sin querer o queriendo, los departamentos de marketing de los centros comerciales ya no los consideran lo suficientemente "atractivos".
Lo mismo deben pensar de los aparatos de radio. A pesar de que los fabricantes están lanzando nuevos e interesantes productos (aquí hemos mencionado algunos, como bien sabéis), incluyendo no solo receptores con tecnología DAB+, sino aparatos de radio convencionales de AM y FM, parece ser que no es eso lo que quieren en los centros comerciales que vayas a comprar.
Los receptores de radio se sustituyen hoy por reproductores MP3 y MP4, además de por diferentes smartphones y sus interminables número de accesorios. Obviamente se obtienen más beneficios -aunque estén de oferta- por unos auriculares Bluetooth de 69 € (precio real de catálogo), que por un receptor de radio de 10 €. Lo mismo con los relojes: es más lucrativo una cinta de muñeca de 59 € (precio también de catálogo), que no poner en oferta un Casio W-202 a 15 €.
Aunque es verdad que estos tipos de catálogos que intentan animar las ventas quieren presentar lo último de lo último, como vemos, no es siempre lo que hay en el mercado, e ignoran la parte de los productos existentes que "no les interesa", o que no quieren -por razones dispares que ya fuimos comentando aquí en múltiples ocasiones- que interesen al consumidor. Que los receptores de radio abandonen las secciones de electrónica de los catálogos de las grandes superficies es un síntoma más, indicativo de nuestro tiempo, y fiel reflejo de una sociedad a la que se le quiere vender un modelo de negocio que interesa no al cliente, sino, y principalmente y sobre todo, a ellos y a sus negocios. Por fortuna, aún podemos adquirir esos aparatos, y a precios muy asequibles -sin necesidad de esperar a este tipo de engañosas ofertas, en muchas ocasiones- en multitud de tiendas. Cuando ya ni eso sea posible entonces tendremos que empezar a modernos las uñas de miedo ante lo que se nos viene encima.
| Redacción: Radio Ibérica
Lamentablemente tanto los relojes digitales como los transistores de radio ya no son considerados tecnología de vanguardia, no son lo suficientemente atractivos, han quedado como reliquias del pasado y las ganancias que aportan son muy escasas, como bien decís en el articulo, ya ni siquiera se molestan en publicitarlo en los catálogos.
ResponderEliminarHoy en día la tecnología que funciona debe llevar a la fuerza algún tipo de Software para hacerlo más atractivo y a la vez limitar su durabilidad, es una lastima, paso también en su día con las maquinas de escribir de las que ya no solo no se venden sino que resulta muy difícil encontrar cintas de recambio, también pasa con las maquinas de fotos de carrete… y tantas y tantas tecnologías analógicas que han ido desapareciendo por lo digital, son los nuevos tiempos, sin embargo sigue habiendo mucha gente que se resiste en la mayoría de los casos a acoger de buen grado este tipo de tecnología innecesaria y esnobista.
"¿Qué mas necesito?", que miedo da eso
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