Un día infernal de invierno, en el cual llovía a mares y hacía un frío espantoso, caminaba por la mañana buscando un aparato de radio para mi madre, ya que el que tenía de sintonización digital no acababa de entenderlo. Entonces ví un objeto en mitad de la acera y entre la lluvia que al principio me pareció la funda de un móvil pero que, al agacharme y cogerlo, pude comprobar por su peso que era un smartphone táctil, con funda y todo, en un estado casi perfecto. Seguramente alguien que había pasado por allí, ante el temporal y sus incomodidades, no se había percatado siquiera de que se le había caído.
Decidí quitarlo de en medio para que nadie lo pisara y, con la esperanza de que su dueño se diera cuenta y volviera sobre sus pasos a buscarlo, lo dejé a un lado de la calle, protegido por una papelera pero estando todavía bien visible.
Nunca supe qué fue de aquel smartphone, pero durante días tuve que soportar las críticas y burlas de la gente a la que se lo contaba, en donde todo el mundo, absolutamente todos, me recriminaban el que no me hubiese quedado con él. Yo les decía que por qué razón iba a quedarme con algo que no era mío, a lo cual muchos me respondían que si lo había encontrado sí era mío.
Ni qué decir tiene de que jamás se me pasó por la mente la idea de cogerlo, no solo porque no quería perder el tiempo desbloqueándolo y "limpiándolo", sino porque era un smartphone, un objeto no solo caro, sino muy personal, no es lo mismo si te encuentras un bolígrafo o un paquete de pilas, un móvil es otra cosa. Además, solamente en pensar en el disgusto que su dueño se podía haber llevado (la mayoría guardan en su smartphone toda su vida) me remordería la conciencia cada vez que lo sacase del bolsillo. Que bah, ni en sueños, yo no cogería algo así.
Lo que es llamativo, repito, es que nadie me dijera que había hecho bien, o comprendiera mi actitud. Todos, absolutamente todos, me recriminaban y me llamaban tonto por haberlo dejado. Me resultó algo terrorífico, ¿qué clase de sociedad estamos construyendo?
Esta mañana, al leer la multa que le han impuesto a una señora por apropiarse de un smartphone que había encontrado en la calle (360 euros, le salió caro el smartphone) volví a recordar esa anécdota y me alegré de no haber hecho yo lo mismo.
Por otra parte, alguno puede pensar que podía haberlo devuelto a la policía. Bueno, eso tampoco se me ocurrió, por dos razones. La primera es que en el pueblo donde vivíamos sus habitantes sufrieron una dura represión policial en tiempos franquistas, y probablemente por ello mi padre solía decirme que nunca devolviera nada porque la policía acabaría acusándome a mí de ser el ladrón. Por supuesto los tiempos han cambiado mucho, pero esa advertencia aún se mantiene vívidamente en mí. Además, si de alguien no me fío para nada es de la policía. Odio las armas y solamente verles con una ya me causa una total desconfianza (la policía no lleva el arma por necesidad, no se si lo sabéis, sino sólo para infundir respeto y temor, ya que está probado desde hace mucho tiempo que el portar un arma no lleva implícito el que tengan mayor protección, de hecho hay bastantes países donde la policía no lleva armas).
Mi experiencia me dice que no moverán ni un dedo para llevarle el móvil a su propietario. En una ocasión que decidí fiarme de ellos, cuando me robaron una de mis bicis y fui a denunciarlo, lo único que hizo el oficial fue pedirme que lo comunicara yo vía radio a las unidades. Le pedí que me diera un justificante de la denuncia y me dio a entender que para ese tipo de robos no daban justificantes. Kafkiano, pero totalmente cierto, os lo aseguro. Así que tuve que ponerme a investigar por mí mismo y conseguí yo con mis propios y limitados medios dar con ella. De la policía aún sigo esperando una disculpa.
| Redacción: Radio Ibérica
ResponderEliminarLa gente hoy en día tiene un perfil ético muy bajo y para que sus carencia morales no queden en evidencia actúan con su entorno en consonancia, por empática, es triste pero cada vez se ve más este tipo de comportamientos, yo creo que actuaste bien, había otras opciones pero tal y como esta el patio actualmente bastante hiciste con no llevártelo.
Yo ya he tenido experiencias similares devolviendo cámaras de fotos de las buenas Réflex y casi que ni me dan las gracias, pero de todos modos siempre te queda la tranquilidad de haber obrado con propiedad y buena Fe, eso no tiene precio.
Y para los despistados que no encuentran las cosas, les aconsejo que pronuncien estas palabras cuando lo den todo por perdido, como se suele decir, de tirados al río.
"San Cucufato, san Cucufato,
hasta que no lo encuentre,
los cojones no te desato."
No tiene sentido que recogas un smartphone del suelo si vas a dejarlo a un lado, es como ver a un niño perdido y llorando, comprarle un dulce para callarlo e irte esperando que todo se solucione; era muy simple ingresar a la agenda y contactar con alguien, ya si estaba bloqueado podías llevártelo esperando que llamen al celular o dejarlo pues habías intentado ya algo.
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