16.6.16

Referencias relojeras del Santo Cura de Ars


Praedicationi impensissimam operam dabat.
Quamvis magnas difficultates in illa offenderet in praeparandis concionibus,
nihil eum fastidiebat;
sed integros dies et noctes insumebat.

(El P. Vianney dedicó mucho tiempo a escribir sus pláticas, confesando él mismo que dicho trabajo le causaba una pena y una fatiga extraordinarias. Ello fué una de las más rudas mortificaciones de su vida. Las componía de un tirón, empleando en ello noches enteras, encerrado en la sacristía, escribiendo a veces siete horas seguidas sin descansar).
R. P. Monnin, biógrafo del Santo Cura de Ars.


Uno de los personajes históricos más relevantes y que en lo personal más me atraen es San Juan Bautista María Vianney, el comúnmente conocido como Cura de Ars. Aún hoy, nadie se explica cómo este sacerdote sencillo, sin grandes dotes ni demasiada inteligencia (le costó mucho sacar los estudios adelante para ordenarse en el ministerio sacerdotal) pudo convertir a todo un pueblo (el pueblo francés de Ars) que, antes de su llegada, una gran parte de sus vecinos se pasaban el día en las tabernas y consumidos por los vicios.

Son constantes, en sus sermones (los cuales, por desgracia, no conservamos en su totalidad, puesto que sólo unos pocos llegaron hasta nuestros días) las referencias a los relojes, bajo distintos aspectos: como alegorías o simbolismo del tiempo, del lujo, del orgullo... E incluso de la muerte y del paso a la otra Vida.




Hace poco hice referencia a uno de ellos en un post de Zona Casio, pero como disfruto tantísimo hablando del Cura de Ars voy a concederme ese pequeño placer de reunir aquí, en un mismo artículo, algunas de las referencias que él hace a los relojes, aunando así mis dos temas preferidos: el Santo Vianney, y la relojería.

En su sermón sobre el orgullo, el Cura de Ars utiliza al reloj como símbolo de estatus social. En un tiempo (el Cura de Ars nació en 1786) en donde llevar un reloj era algo reservado únicamente a los más pudientes (debido a su alto precio, hasta la llegada de movimientos tan fantásticos y robustos como los de Roskopf -del que quizá hable en otra ocasión-, en donde de las 160 piezas que solían llevar los relojes, este relojero las pudo reducir a solo 57, creando con ello uno de los calibres más robustos y duraderos de la historia), el Cura de Ars usa el reloj como alegoría de la vanidad, del simple aparentar, de la imagen y la vanagloria de cara al mundo. En él este gran santo nos dice algo de lo que a veces deberíamos aprender también muchos de nosotros:

"Todos se aplauden y gustan de ser aplaudidos;
todos corren de una parte a otra mendigando las alabanzas de los hombres,
y cada uno trabaja por atraerse a los demás a su partido.
Así pasa la vida la mayor parte de la gente,
así los viejos como los jóvenes,
así los pobres como los ricos,
todos se alaban y glorían de lo que son y de lo que hicieron, o mejor,
de lo que no son y de lo que no hicieron (...);
un joven petimetre lleva con ostentación una gran cadena en el chaleco;
pero, si se le pregunta qué hora es, no puede decirlo porque no tiene reloj;
otro, que lo lleva, a cada momento habla de si es tarde o temprano,
para tener ocasión de lucirlo ante los demás".


Sobre el tiempo también hace una reflexión en la homilía sobre el primer precepto del Decálogo, y nos manda recurrir al reloj para orar en ciertas horas especiales del día. Nos dice:

"hemos de mostrar gran devoción al Espíritu Santo,
especialmente a las nueve de la mañana".

y añade poco después:

"a las tres de la tarde deberemos representarnos al Salvador
muriendo para merecernos un amor eterno".


En el sermón sobre la Restitución, no solo habla de devolver lo robado, de realizar transacciones justas o de evitar fraudes, sino de devolver incluso el tiempo que no es nuestro:

"los criados están obligados a restituir
cuantas veces se tomaron mayor tiempo del necesario para descansar,
o perdieron su tiempo en la taberna".


Es en su sermón sobre amar a Dios, precisamente, cuando menciona uno de los pasajes más evocadores y que más me impresionan:

"Cuando oís dar la hora
¿quién os impide pensar en la brevedad del tiempo
y considerar interiormente:
'las horas van pasando y la muerte se acerca,
corro a cada instante hacia la Eternidad'?".



| Redacción: Bianamaran.Duraderos.com

1 comentario :

  1. Muy interesante Bianamaran, este hombre se ha ganado el cielo salvando y dirigiendo tantas almas, voy a mirar el video.

    ResponderEliminar