Una de las cosas que siempre suelen preguntarme es en qué me baso para escribir mis relatos. Normalmente les respondo que no hay ningún secreto, que una gran mayoría de las cosas que escribo son fruto de anécdotas, experiencias y vivencias personales, o que vas conociendo en tu peregrinar por este mundo. Y es que si no tienes nada interior ni has vivido o te despiertas a lo que ocurre a tu alrededor, poco podrás contar.
Por supuesto eso no quita que se incluya una buena dosis de imaginación, como es obvio, pero si la imaginación no la sustentas "con algo" deja de ser creíble o, también, de tener sentido. Pierde lógica y sostenibilidad.
Es evidente que el tener los ojos abiertos y los sentidos despiertos no quiere decir que te metas en todos los tinglados o que te inmiscuyas en la vida de los demás, no. Es más bien estar dispuesto y ser lo suficientemente receptivo como para poder darte cuenta de detalles y de particularidades que, de otra forma, pasarían desapercibidos. Una manera de aprender a leer entre líneas, en suma.
Precisamente esos días me encuentro inmerso en un pequeño relato de los que tanto me motivan, de alienígenas, y algo de ese material está inspirado en mis inquietudes en ese sentido. De verano, cuando los días suelen ser mas claros y tienes más probabilidades de encontrar noches despejadas (algo extrañísimo y muy raro en estas latitudes), a veces salgo a las afueras, lejos de la contaminación lumínica para contemplar el asombroso espectáculo sideral, el cielo plagado de estrellas, otros mundos, otros planetas, otros soles y, probablemente... Otras civilizaciones.
A veces veo objetos extraños sobrevolando mi cabeza, luces con movimientos raros, algo que no es nada fuera de lo común y cualquiera puede verlas a simple vista en una noche despejada.
No es algo banal y sencillo lo que estoy diciendo, la verdad, hay que tener bastante motivación y ganas para hacerlo, sobre todo si tienes que perder horas de sueño y al día siguiente has de madrugar. Pero aparte de esos problemas yo tengo algunos más añadidos, que no se suelen mencionar pero que están ahí y algunos, encima, tienen "su miga". Y es que hace algunos años encontrar un sitio despejado y sin luz artificial era relativamente fácil. Bueno, tenía sus contratiempos y dificultades, pero era fácil. Ahora ni mucho menos: todo el extrarradio lo han urbanizado, lo han llenado de farolas con la populares luces blancas, y para complicar más el asunto, lo han rodeado todo de autovías y autopistas. Uno se las ve y se las desea para salir a pie. Y como ya sabéis que no tengo coche, tengo que "coger los bártulos" e irme cada vez a zonas más alejadas. Eso incluye pasar por caminos sin nada de luz y encontrarte con toda la fauna que no se ve en la ciudad durante el día, pero que sí existe: zorros, erizos, gatos, perros silvestres... Lo peor con lo que te puedes encontrar es con perros vagabundos y con jabalíes, que vagan por la noche en busca de alimento.
Los jabalíes son especialmente peligrosos, porque no se suelen asustar y además son bastante violentos (y en época de celo o cría, sobre todo). La mejor forma es ir haciendo ruido, que noten (normalmente ya te huelen antes) tu presencia. Y si los ves, intentar esquivarles y rezar.
Algunos piensan que la linterna ayuda, por supuesto, una linterna es vital (yo llevo el faro de mi bici, que se puede quitar y usar como linterna, y voy también armado con mi monocular, mi cámara de fotos deja mucho que desear y no sirve de nada, porque aparte del brillo de la Luna, no tiene la sensibilidad ni la calidad para fotografiar estrellas) pero no es la panacea. Además, muchos animales silvestres con la luz de la linterna se quedan medio paralizados, porque les sorprende. Por ello suele ser mejor el ruido, ruido al caminar, ruido con un palo, lo que sea. Porque si sorprendes a un animal de esos y se asusta, cuidadito.
Otro peligro no menos importante, sobre todo ahora en verano, son los mosquitos y demás insectos. Yo tengo la cara acribillada por ello. Y es que normalmente como ven en infrarrojos, y la piel de los humanos es tan liviana, que aparezcas por la noche es para ellos como si fueras un foco de luz, aunque nuestros ojos no vean esa radiación. De manera que, aunque haga calor, un buen consejo es ir siempre vestido con una camiseta de manga larga al menos. O sea: prendas que dejen al aire lo menos posible de nuestra piel (a más de tres metros los mosquitos ya no usan el infrarrojo, sino el olor). Y no, por esa misma razón el que apagues la linterna e ir a oscuras (aunque no lo parezca, de noche si hay algo de luna se ve bastante) no te servirá de mucho. De hecho la mayoría de las linternas actuales, al ser de LED, pasan desapercibidas para muchos insectos (no emiten ultravioleta ni infrarrojo). Así que si usas una linterna con bombilla de hilos, sustitúyela por una de LEDs.
Ya veis, son muchos suplicios los que hay que pasar por llegar a un descampado y quedarte observando las estrellas. Obviamente la mayoría de la gente no lo hace así: cogen su coche y salen hacia una carretera comarcal, y se internan en un sitio donde puedan aparcar y no haya luz artificial (un inciso: no aconsejo ir por ahí en bici de noche, no hay nadie en bici a esas horas y es por algo). Allí, sentados cómodamente sobre el capó o en una silla plegable, pues miran el cielo.
Por desgracia ni andando como yo, ni en coche, aquí los que salen a contemplar el firmamento no son muchos. La mayoría de personas que a esas horas te encuentras se quedan en los pocos bares que abren hasta la madrugada, y prefieren el frío del hielo en un vaso que el del crepúsculo. Pero se pierden lo gratificante que es ver, en perspectiva, nuestro lugar en el cosmos. Esta ínfima, compleja, salvaje, codiciada y pequeñita piedra azul llamada Tierra.
| Redacción: Bianamaran.blogspot.com
Tengo ganas de leer ese relato...
ResponderEliminarDe la fauna, mejor que no te cuente yo la fauna que hay por las calles a las 6,30 de la mañana cuando salgo para trabajar :-) Esos si dan miedo, y tampoco se asustan de una linterna.
jajaja! sí sí, ya me imagino, incluso algunos embisten también y todo. Por eso para ambos caso el palo sirve :D
ResponderEliminarContemplar las maravillas creadas por Dios como el firmamento y las Estrellas siempre crean un gran impacto interior, demuestra por un lado lo insignificantes que somos ante su creación y a su vez lo importantes que somos al pertenecer a ella.
ResponderEliminarCon respecto al tema manido de los ET ya sabes lo que pienso al respecto, pero siempre te quedará ver las Perseidas que no son moco de pavo y mucho más gratificante y edificante que unos supuestos Alienígenas babosos….
Ah! y cuidado con las Víboras que andan sueltas por doquier....:)
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