14.9.16

La otra sociedad


Durante estos días me encuentro por las mañanas con un conocido que camina sin ningún rumbo por las calles. En su trabajo le han reducido la jornada, y ahora solo trabaja tres horas. Y aún así puede darse por afortunado: otros compañeros se quedaron sin trabajo.

El caso es que, acostumbrado a llegar a su casa a media o última hora de la tarde, ahora llega sobre media mañana. En su casa no hace nada: mirar para las paredes, encerrarse en su habitación, molestar a su esposa en sus tareas diarias y en su rutina... De manera que ha optado por seguir cumpliendo su horario y llegar a unas horas similares a cómo lo hacía cuando estaba trabajando. Y cuando sale del trabajo, se dedica a dar paseos o a matar el tiempo sentado en un parque. Si llueve, se sienta en un andén de una estación a esperar. A esperar a ningún tren.




Me recuerda a mí mismo. Cuando se terminó el contrato en uno de mis anteriores empleos, durante casi un mes permanecí con la misma rutina. Me levantaba a las siete de la mañana, me acercaba hasta donde había estado trabajando durante unos cuantos años (sin entrar, obviamente), luego volvía por otra ruta... Y andaba dando vueltas hasta que se acercaba la hora de salida.

Al principio resulta hasta entretenido: recorres lugares a unas horas que llevabas años sin acudir, sitios a los que querías ir y nunca habías encontrado tiempo, y ves a la ciudad despertar, cómo las señoras salen de compras, llevan a sus hijos al colegio... Pero a medida que pasan los días ya no te hace tanta gracia.


La ruta, por la que antes iba muchas veces en bici y que ahora suelo recorrer caminando, es el trayecto idóneo para encontrarte con muchas de estas personas. Camino y voy saludando a un desempleado tras otro. Es una ruta que está a las afueras y así no los ven los vecinos, no los ven por el barrio ni dan motivos de que la gente se ría de ellos o sean motivos de habladurías. Yo la llamo a veces "la ruta de los sonámbulos", porque es ese el aspecto que damos: gente sin futuro, sin motivación, con todos los recursos agotados y con la ilusión ya perdida desde hace mucho tiempo.

Creo que era en una entrada del blog de Guti donde leí en una ocasión que va a llegar un día en que sea más fácil mantener a la gente sobreviviendo con míseros subsidios, que no darles un empleo digno. Esto es así por la llegada de la robótica, la tecnología y la informática, que ha llevado a que muchos de sus empleos se suplan fácilmente con un coste muy bajo para las empresas. Mayor beneficios para ellas -para las compañías-, y mayor miseria para la sociedad. Es así, por desgracia.


Cuando leo que fábricas como Casio, con líneas dedicadas a la manufactura y relojes que antes ensamblaban personas con sus manos, van a ser sustituidas por robots, o que Swatch ya produce modelos sin intervención humana alguna, me pregunto si no seremos todos, en parte, cómplices de todas estas grandes desgracias que están recayendo sobre muchas familias.

Es cierto que Casio, en Japón, y Swatch, en Suiza, nos pilla lejos, pero son solo dos ejemplos de lo que está ocurriendo en el resto del mundo. Hace poco veía un documental sobre la fabricación de recipientes de aluminio, esas latas o botes que muchos adquieren de bebidas, de refresco, cerveza y demás. Resulta que la factoría, una inmensa fábrica que produce varios cientos de miles de estos recipientes para bebidas, solo requiere dos empleados. Son dos personas cuyo único cometido es desenrollar unas gigantescas bobinas de láminas de aluminio muy fino, e introducir uno de sus extremos por la abertura de una máquina. La máquina lo agarra y a partir de ese momento los dos operarios pueden irse a dar un paseo durante horas: cuando llega al final de la cadena, ya está el bote completo y listo para paletizar. Una fábrica de cientos de metros de extensión sin un solo trabajador. Bueno, con dos solos trabajadores.


También es verdad que antiguamente también había miseria y desempleo, pero al menos había bastantes alternativas. Podías huir y sabías que tenías altas probabilidades de un futuro mejor: los andaluces acudían a Asturias para trabajar en sus minas, los de Extremadura a Cataluña para ser mano de obra en la pujante industria textil catalana... Incluso había muchas posibilidades de salir fuera de nuestras fronteras. Un anciano me contaba hace tiempo lo que era la emigración cuando él era joven, y la comparaba con ahora: "ahora se van a la aventura" -me decía-, "y por eso hay tanto mendigo en Europa y tantos fracasan". En sus tiempos te podías ir a Bélgica, a Francia, a Alemania... pero normalmente te ibas ya con trabajo, sabiendo que tendrías un empleo antes de salir de España. Yo tengo familiares por parte de mi madre que se fueron así a Bélgica, y acabaron montando negocios de hostelería. Es cierto que era duro, pero era mucho menos duro que ahora. Tengo amigas y amigos que han emigrado y sé muy bien de lo que hablo, y la única que le ha funciona la experiencia medianamente bien (y que ahora, según me ha dicho su hermano, vive "como una reina"), es una persona que tenía plaza de profesora aquí y que, por un acuerdo con un país centroeuropeo, se fue allí a trabajar cambiando la plaza. Por desgracia hay muchas cosas de la emigración que no se cuentan, y una de ellas es esta.

Supongo que todos acabaremos de la misma forma: unos defendiendo su puesto de trabajo, por mísero que sea, con uñas y dientes, y los otros haciendo cola para sustituirle empujándose unos a otros como los vagones de un metro de Tokio en hora punta. Es lógico que luego te diga -todos lo habremos oído, o vivido- el jefe o tu superior, eso de: "su tú no quieres hacerlo hay millones como tú en el paro esperando".


Por desgracia mientras en el sector privado está tan mal, en el público es todo lo contrario. Allí quienes tienen un puesto fijo se dedican, en muchas ocasiones, a frotarse la barriga, aprovechar y "verlas venir", sabiendo que es muy difícil que los saquen de ahí. Y entre medias quien quiere hacer algo, quien es emprendedor y no quiere quedarse simplemente viendo el tiempo pasar y esquivando como pueda los contratiempos, se intenta hacer autónomo o empresario y con ello conseguir al menos un poco de esperanza. El problema es que ser emprendedor en España es muy difícil. Tengo un amigo intentando montar un negocio desde hace un año y aún no ha podido. Por desgracia, aquí si quieres establecer algo por tu cuenta tienes que tener un buen sostén económico detrás, o entre impuestos, tasas y cuotas, te acabas ahogando antes incluso de que puedas obtener el primer beneficio.

| Redacción: Bianamaran.blogspot.com

3 comentarios :

  1. Pues si, lo leíste en mi blog.

    La destrucción del empleo, tiene por un lado la causa que los ricos son cada vez más ricos. Pero otra más importante, es el aumento del poder adquisitivo de muchas personas de países en vías de desarrollo. En realidad, para que unos tengan más, otros tienen que tener menos, y eso es lo que nos ocurre a nosotros.

    Por supuesto la tecnología ha aumentado la productividad, pero no en la medida que ha crecido por ejemplo la economía china. Es decir, los recursos se están repartiendo de otra forma. Y mientras antes todos teníamos empleo si queríamos trabajar, ahora nos topamos con un indio, que es capaz de programar, quizás mucho peor que nosotros, pero cobrando 10 veces menos.

    De este modo, es más fácil que tu o yo, nos dediquemos a guiarlos con un sueldo de aquí, y contratar a 9 indios. O sea por el precio de 2 personas, tenemos a 10, que si están bien dirigidas, acabarán siendo más productivas.

    En cuanto a los funcionarios, ya lo comentaba. No es justo, ni viable en la sociedad actual, mantener este tipo de privilegios, que no exigen ni esfuerzo, ni responsabilidad.

    ResponderEliminar
  2. La Pirámide de clases es muy acusada en los tiempos actuales, pero será todavía más evidente en unos años, así que es probable que mucha gente acabe trabajando por comida y viviendo gracias a los trueques, eso sí lo permiten (Trueques) los politiquillos de turno que nos tienen que decir como pensar y en creer y por supuesto lo que está bien o mal o de lo contrario serás castigado.

    Hoy en día lo que hay que tener es buena formación, movilidad y muy pocas pertenencias y si puede ser mejor no tener nada, vivir de alquiler y gastarse todo el dinero en Vida, los tiempos en los que la gente ahorraba para el mañana ya se han acabado, ya hemos visto las grandes estafas que hemos vivido en España, eso por no decir la desgracia que te puede venir si te llega una herencia, de los trabajos mejor no hablar, en la mayoría de los casos son trabajos para sobrevivir, solo los 4 gatos de las elites mundiales son los que les sale el dinero por la orejas, los demás se pasan el día haciendo números con la calculadora y rezando para que no tengan una recaída de salud, ni malo te puedes poner ya, y decían que el progreso era buenísimo para el ser humano, pues nada, ya vemos lo maravilloso que es el progreso, el progreso es la destrucción de puestos de trabajo, la incorporación abusiva de máquinas y la explotación laboral, así que el progreso solo beneficia a los que tienen dinero y están en la cima del Sistema capitalista, por suerte el sistema está a punto de colapsar, el problema es que se llevará por delante a todo el mundo.

    ResponderEliminar
  3. Es verdad Guti, no me acordaba del link :D Tienes mucha razón, aunque por desgracia tampoco la riqueza se reparte equitativamente. Hay muchos más ricos en China, gente que se compra más coches mientras antes iban en bici (y en otros países asiáticos, India también ,por cierto). Algo así pasaba en Sudamérica, y por eso abrieron allí tantas factorías... El problema en última instancia puede ser la codicia y el egoísmo humano, nadie quiere prescindir de nada. Tenemos sufiente con un reloj (o un coche), pero si nos podemos comprar tres o cuatro, mejor. Y está demostrado que para el nivel de vida del primer mundo se necesitarían por lo menos tres o cuatro planetas como la Tierra. Y eso hace -como comentas en tu blog- que la línea de separación entre ricos y pobres sea cada vez más grande, con una frontera más espaciosa donde desaparece la clase media y los ricos (pocos) son bestialmente ricos, y los pobres (la mayoría) son cada vez monstruosamente pobres.

    Aunque en general coincido contigo, Apolino, lo de la formación es bastante discutible, la lista del paro están aa reventar de gente muy bien formada, recuerda sin ir más lejos la cantidad de enfermeras con una formación excelente que han tenido que emigrar al Reino Unido.

    Lo del trueque podría ser, pero tal como dices en los tiempos que corren no te lo van a permitir fácilmente. Además, en el fondo está la falta de empatía -por lo general- del género humano. Hace unos meses abrieron una especie de tienda en donde la gente iba, y podía dejar cualquier cosa y llevarse otra, una iniciativa genial de intercambio. Al final la tienda acabó llena de frutas podridas y alimentos caducados que los llevaban unos para cambiarlos por objetos de valor que otros -más altruistas, pero los que menos- habían dejado allí con todas sus buenas intenciones.

    Si el sistema colapsa, por desgracia se llevará por delante a los de siempre.

    ResponderEliminar