Hay que tener estómago a veces para escribir

A veces es muy duro ponerse a escribir de temas triviales, como si tal cosa. Cuando ves la realidad, y que parece que no le importa a nadie ni para nadie, se hace muy duro y a uno le surgen muchos interrogantes.

Os explicaré. Muchas veces, entrada la noche, regreso de una ermita que a veces suelo visitar, a las afueras. Hoy he hecho ese paseo lloviendo, y mientras caminaba me encuentro con escenas habituales que se suelen ver cada día: un hombre viviendo en un coche, en un aparcamiento. Un chico joven, que suele refugiarse en un cajero, con cartones, para pasar la noche. Un anciano, que salta la valla enrejada de un portal para dormir en un rincón rodeado de botellas de alcohol para olvidar sus problemas. Y una chica, con un saco de dormir, tosiendo acurrucada en las puertas de una iglesia, a esas horas, obviamente, ya cerrada.




La noche estaba fría (anuncian un frente polar para la región) y no cesaba de llover. Os podéis imaginar con qué estómago, ganas o atrevimiento, uno llega ante su ordenador y se pone a escribir de relojes de varios cientos (o miles) de euros, de compras y ventas, de tiendas y de automóviles. Con qué ganas uno habla de novedades, de objetos bonitos o de lo que sea.

Supongo que alguien debería hacer algo, y supongo también que muchos piensan que nunca estarán en una situación así, pero la realidad es que nos puede pasar a cualquiera, por seguros que nos creamos en nuestra confortable casa con calefacción y en nuestra habitación con mullida cama.


Me llama la atención (cuando no me causa auténtico espanto) cómo hay señoras que cuidan y quieren más a sus malditos chuchos y caniches, que molestan y ladran, y no tienen ni un poco de consideración (no hablo de misericordia o compasión, solo consideración) con esas personas que viven tan terrible situación de llegar a extremos de tener que dormir a la intemperie.

Por desgracia el género humano da auténtica vergüenza ajena. Y os contaré algo que lo muestra categóricamente.


Hace pocos meses, debido al superávit de dinero del ayuntamiento, éste decidió destinar un millón y medio (sí, un millón y medio) de euros a lo que los ciudadanos quisieran, en lo que se dio en llamar "presupuestos participativos".

Me imaginé, y en parte deseé, que los colectivos y organizaciones vecinales que enviaban propuestas las hicieran también movidos por la solidaridad. Bien, pues tras la fase de presentación de proyectos, ni uno de ellos, ni tan solo uno, tiene que ver con ayudar a los demás, ni con obras de caridad, ni con atención a los más desfavorecidos. La mayoría son "gilipolleces monumentales" tipo "quiero aceras verdes en mi barrio", "quiero un parque en la avenida no se qué...". Os contaré algunas de las propuestas que hizo la gente en qué destinar ese millón y medio de euros:

- Reparar y ampliar el campo de fútbol (sí, como veis es algo de vital importancia ésto). Para esto quieren que se destinen casi 500.000 €.
- Cursos de formación para fines de semana. (62.000 €).
- Diseño de jardines verticales en algunas zonas de la ciudad (100.000 €).
- Parques infantiles (150.000 €).
- Instalación de zonas de entretenimiento para Parkour (100.000 €).


En resumen: una vergüenza. Un millón y medio de euros de todos los ciudadanos tirados a la basura, en obras y caprichos, y nadie piensa siquiera en obras de atención social. Nadie pide un centro de dia para los sin techo, nadie un edificio de acogida, nadie una política mejor de detección y prevención de casos en riesgo de exclusión social. Nadie una red de educadores que lleve comida y atención. Nadie un poco de caridad.

Reconozco que a veces me siento como si viviera en un mundo paralelo, o es que hay personas invisibles para todo el mundo menos para mí, no lo se, porque sino no lo entiendo. No entiendo cómo nadie puede no hacer nada, no entiendo cómo pueden seguir con sus vidas tan tranquilamente, mientras a dos pasos de ellos hay gentes inocentes que viven tragedias tan grandes.


Y así, cada vez se me hace más difícil escribir de relojes, de gafas de sol, de zapatillas o de milongas y mongoladas parecidas. Y lo que más me apetece es orar, orar por ellos, y por mí, y por los demás y que se apiade Dios de su indiferencia y de la mía. Y por eso me apetece únicamente escribir en el Oratorio, y hablar de lo unico que queda en este mundo sincero y verdadero: la búsqueda de lo divino y el amor sin intereses, sin el "yo te doy para que tú me des". Lo demás da asco, es basura, bazofia, engaño y tontería.

Sí, soy un medio reportero que cuenta historias sobre objetos de consumo y noticias de actualidad, pero eso es cartón y papel charol, por debajo hay un espíritu inquieto que solo busca a Dios y amar como Cristo nos amó. Señor, no alejes nunca de mí el ímpetu y anhelo de ver tu Santa faz. Es lo mejor y lo que me llenaría, lejos de fuegos fautos, mentiras y engaños que nos envenenan cada día. No nos dejes caer en la tentación. Amén.





| Redacción: GacetaIlustrada.com / GacetaIlustrada.blogspot.com