Como recordaréis, hace tiempo que estoy buscando un sitio en alquiler. Durante este tiempo he tenido experiencias de todo tipo, y me he encontrado con personas de lo más variopintas. Un hecho que he constatado (que ya sabía pero que he vuelto a comprobar) es que, por lo general, la gente que alquila inmuebles es muy codiciosa. No me estoy refiriendo a que pongas precios (o sobreprecios, mejor dicho) exageradamente alto a sitios en donde no llevarían a vivir ni a su perro, que también, sino que la gente que suele poner viviendas en alquiler lo hace porque buscan obtener el máximo dinero posible sin importarles nada más y suelen ser unos grandes ávaros. Para ellos lo perfecto sería alquilar la vivienda a varias personas, y recibir un dinero cada mes sin que nadie tuviera uso de la misma.
Ese, el codicioso, es un carácter que se repite constantemente con todas y cada una de las personas con las que he hablado, que han sido muchas en estos últimos meses, y es algo independiente a que sean hombres o mujeres, viejos o jóvenes. Todos venderían a su madre, su suegra, sus hijos y su alma no por un euro más, sino hasta por un céntimo más.
Obviamente es un negocio, como cualquier otro, y están en su derecho de sacar el máximo partido posible a su propiedad, pero si a todo el que abre un negocio de cualquier tipo (supongamos: una tienda) le motiva, por supuesto, el sacar beneficios, también -y a veces en un grado muy elevado- les motiva el sentirse realizados, el prestar un servicio, o hacer una tarea que les gusta. En el caso de las personas que alquilan no lo hacen por vocación sino que, simple y crudamente, lo hacen por el dinero. Por el vil y asqueroso dinero. Nada más. Y así la codicia no se convierte solo en una parte del juego, sino que es su impulso principal y su razón esencial.
Por supuesto hay excepciones, probablemente alguno de los que me lean es un propietario que tiene pisos en alquiler y que no es de este perfil, y me alegro, pero el caso es que, por desgracia, la mayoría no son así. O al menos la mayoría con la que, insisto, yo me he encontrado, porque todos tienen el mismo rasero y con diferencias lógicas entre personas, en el fondo todos están cortados por el mismo patrón y siguen las mismas directrices.
Ilustra todo esto que os cuento un caso que me ha ocurrido recientemente y que, aunque en un primer momento no pensaba compartir, he decidido contar por si sirve de ayuda a alguien que se encuentre en mi situación, o puede servir de ayuda para quien piense alquilar algo en el futuro.
Todo empezó cuando me encontré con el anuncio, en una página web, de un alquiler a un precio enormemente atractivo. Por fortuna la mayoría de estos portales cuentan el número de contactos que ha tenido esa persona, es decir, el número de gente que ha mostrado interés en el mismo. Después de unos meses de búsqueda, uno sabe que todos esos anuncios siguen una dinámica y que, con un precio determinado, o que gira en torno a ese precio, a determinado número de contactos ya lo tienen alquilado. En este caso, por el precio que yo suelo mirar, a los seis u ocho contactos cuando llamas ya lo han alquilado. Por eso me resultó curioso que ese anuncio todavía tuviese casi treinta contactos, y nadie lo hubiera alquilado. Extrañado, pero decidido a probar pensando que quizá nadie lo hubiese cogido porque estaba a las afueras, o porque no tenía fácil acceso, decido llamar.
Sorprendentemente me sale una voz de chico, cuando el contacto ponía un nombre de mujer. Digo que me sorprendía porque esa es una táctica muy vieja poner nombres de mujeres con la intención, supuestamente, de dar más confianza, cosa innecesaria cuando el anuncio ya despertaba por sí mismo mucho interés dado el atractivo precio. Pero bueno, decido pasar ese detalle por alto. El señor que contesta me dice que ha tenido muchas llamadas (ya me lo imaginaba), pero que seguía estando en alquiler. Me dice que si quería, podía ir a verlo en aquel momento, y me da su dirección. No pierdo el tiempo y, cuando llego, me extiende las llaves y me dice que me va a gustar tanto que lo voy a alquilar, de manera que si le pago allí mismo, cerramos el trato y me lo alquila. Le pregunto que de quién es el sitio, y me dice que "de un paisano". Me quedo sorprendido viendo cómo alguien pone un anuncio de un alquiler, sin ser de él, y encima tiene la cara de pedir el dinero por adelantado.
No voy a seguir contando cómo aconteció todo después ni el resto del caso porque me extendería demasiado, pero a partir de ahí decidí hacer mis propias averiguaciones, asombrado de que alguien alquilase sitios tan baratos y simplemente dándole las llaves al primero que llegaba. Descubrí que estos tipos operan con varios números de teléfono, y todos con perfiles falsos poniendo anuncios con el nombre de chicas. Por supuesto, cuando llamas te sale un señor. Las llaves de viviendas, locales y oficinas que alquilan (porque descubrí que alquilan diferentes inmuebles) las obtienen de sus dueños legítimos, pero de una forma un tanto fraudulenta: ponen anuncios en donde hacen traslados y mudanzas "gratis", o cualquier "gancho" parecido. Ya sabéis todos que en este mundo nadie da nada gratis, y menos una mudanza, con el coste que conlleva algo así.
Cuando alguien llama para solicitar sus servicios, les dicen cualquier cosa, por ejemplo que están a tope de trabajo. Yo, que contacté con ellos, puedo decir que son unos embaucadores increíbles, por supuesto tienen mucha letra y labia ("don de gentes", dicen algunos, yo lo llamo simplemente "engaño"), y por muy seguro que estés te acaban convenciendo de lo que sea.
Bien, pues al dueño de, por ejemplo, el local, le preguntan si lo va a utilizar durante algún tiempo, o si no lo necesita. La mayoría de gente son personas que ya no usan su local, que tienen un segundo piso, o que van a él solo a pasar las vacaciones. Sea como fuere, acaban consiguiendo las llaves para que "con tiempo" y cuando tengan "un hueco" ir vaciándoles el sitio o realizarles la mudanza, o el trabajo que sirva de gancho. Así, mientras esto ocurre, ellos ponen ese sitio en alquiler. La "víctima" (porque no se la puede llamar de otra forma) cree que va a un alquiler legal (aunque en realidad ni le hacen un contrato, solo recogen sus datos -como, por cierto, me hicieron a mí-), y en ese momento acude al local. Ellos no se presentan allí para nada por lo que nadie puede relacionarles, al menos en un primer momento. Cuando el dueño real del local acude, y descubre que el sitio está ocupado, obviamente lo primero que hace es avisar a los estafadores. Ellos entonces argumentan que han estado moviendo enseres o cualquier otra excusa o técnica de su "muestrario", y le dicen que no se preocupe que ya han sacado sus cosas y que se las van a llevar (por supuesto, algo que ya hicieron mucho tiempo antes). De manera que llaman al "inquilino" y le piden que se tiene que marchar, que "el paisano" (o sea, el dueño real) quiere el local de nuevo para él. Así que el inquilino tiene que largarse. Entre medias pueden haber pasado dos, tres meses o los que sean, en los cuales esta gente ha estado cobrando por un sitio que no les pertenece un alquiler. Imaginaros si esto lo multiplicáis por cinco, seis, doce o los locales, pisos o tugurios que sean.
Os preguntaréis por qué no he ido a la policía con todo esto, lo primero porque de lo que os cuento no tengo pruebas, es algo que he podido descubrir y sacar conclusiones por mis propias investigaciones tras lo que me ocurrió. Lo segundo, porque no quiero problemas con esta gente, de hecho contándolo aquí ya corro bastante "peligro", y si lo hago es solo para que otras personas no caigan en esta estafa.
Pero lo principal, y a lo que quería llegar, es que vosotros, cuando recurráis a este tipo de servicios, nunca les deis las llaves a nadie. Ni siquiera a supuestos y "baratos" pintores que os van a dejar el piso espléndido mientras vosotros os vais un mes o dos de vacaciones. Esta gente no tiene escrúpulos, y os mentirán sin piedad y sin miramientos, os "venderán la moto" y os parecerá que todo es fácil y sencillo, de hecho desde un primer momento todo con ellos son risas y bromas para intentar ganarse vuestra confianza. Nunca dejéis las llaves a desconocidos, y si os tenéis que ir y dejárselas a servicios de este tipo, que alguna persona de confianza os vigile el local o la vivienda. Sé que suena a desconfianza, pero estas mafias existen y si no se descubren más casos es porque los propietarios a veces ni se enteran de que su local ha estado arrendado incluso sin ellos mismos saberlo.
Lo que no entiendo ni me cabe en la cabeza cómo es que, para alquilar una vivienda, los propietarios son tan precavidos que te miran hasta los antecedentes penales, y sin embargo para ponerse en manos de estos "tipejos" no les duele en prenda dejarles las llaves, y ahí es cuando entra lo que os contaba al principio: la codicia. Por ahorrar un euro en un servicio, les acaban dando de su propia medicina. Aunque es cierto que nadie, por mala persona que sea, se merece que la estafen, no lo es menos que muchos alquiladores se lo ponen en bandeja para que lo hagan. Y es que dime de qué presumes (de codicia) y te diré de qué careces (de honor).
| Redacción: GacetaIlustrada.com / GacetaIlustrada.blogspot.com
Gracias por el aviso. Una vez leído, parece muy obvio lo de combinar el timo de mudanza gratuita con el alquiler falso.
ResponderEliminarEspero que esta lectura evite muchos disgustos.