1.2.17

La controversia Orígenes


Mientras voy de camino lo que hago normalmente es escribir posts, o leer. Suelo llevar libros en txt que leo en el móvil, y uno de los que actualmente estoy leyendo con absoluta pasión es a Orígenes.

Los más cristianos probablemente lo reconozcan enseguida, ya que es ampliamente divulgado en la literatura cristiana. Orígenes, un gran erudito (pensador, filósofo, y maestro de las principales escuelas de la antigüedad, como la de Alejandría) vivió en el siglo II, y nació alrededor del año 185. Selló su fe con el martirio (durante la persecución de Severo, en el año 202, muriendo en Tiro en el 253 a causa de las secuelas), y aunque por desgracia se han perdido algunos de sus escritos, otros han sobrevivido más o menos enteros hasta nuestros días.




Deseoso de cumplir a rajatabla los mandamientos divinos, y de seguir escrupulosamente y sin miramientos al Señor, con el fin de verse liberado totalmente de ataduras y pasiones mundanas se castró a sí mismo. Curiosamente, eso en lugar de aportarle mayor fama entre sus contemporáneos, algunos de los más altos estamentos eclesiásticos le denigraron, acusándole de ir contra natura. De hecho, llegaron a excomulgarle.

Sus escritos, por lo tanto, no están exentos de polémicas. El Tratado sobre la Oración (que es el libro en el que estos días estoy centrado), por ejemplo, se dedica en uno de sus temas a aclarar que no debemos pedir nada mundano en la oración, solamente centrarnos en aquellos aspectos espirituales o que nos puedan aportar algo para nuestra salvación, pero no pedir nada material (salud, éxito, fama...). Ese tratado fue escrito a petición de San Ambrosio y por insistencia de la hermana de Orígenes, Taciana. Orígenes tenía la intención de extenderlo (tal vez mejorarlo o incorporarle más material), por desgracia es algo que ya no podría hacer. Debido a los castigos y sufrimientos (así como penalidades) en las cárceles (los cristianos de aquellos tiempos eran constantemente perseguidos), murió a consecuencia del daño infringido a su cuerpo, a la edad de 69 años.


Los libros de Orígenes están cargados de una fuerte espiritualidad, propia de aquéllos primeros tiempos en la floreciente iglesia cristiana. En ellos aparece dibujado cómo ha de ser un cristiano: inquebrantable en su fe, y con un afianzamiento en ella sin contemplaciones, con un estilo de vida por y para el Señor, en donde es Cristo el centro, fin y único propósito de la vida. Qué lejos estamos de aquello hoy en día, en donde los cristianos nos tenemos que esconder, tememos hablar de nuestra fe (y eso que no nos va la vida en ello, como en aquellos tiempos), temiendo perder nuestro estatus, nuestra reputación, que hablen mal de nosotros o a saber qué narices qué (como si valiésemos algo o fuésemos algo, cuando realmente no somos más que polvo que se va perdiendo con el viento entre la hojarasca).

Hoy el cristiano se avergüenza de Cristo fuera de la iglesia, solo reducido a esas cuatro paredes y el resto de su vida la pasa como si no existiera Dios. Como si no creyera en nada. Como si fuera un ateo más. Lamentable.


Los cristianos de los primeros tiempos de la era cristiana nos desvelan un panorama radicalmente distinto, donde el Señor se mostraba en todos y con todos ellos, se hacía presente, se sentía, y no se reducía a cuatro ritos y unos pocos prelados que parecen adueñarse hoy de la fe, reclamar para sí todo el protagonismo. Por aquel tiempo apotactites, catecúmenos, diáconos, e incluso lectores, poseían todos ellos un protagonismo crucial en la Iglesia. Hoy el pueblo cristiano, incluyendo la alta jerarquía, a caído en la indiferencia, se ha descafeinado tanto hasta, en algunos casos, acabar rozando el paganismo. No son peores estos tiempos que aquellos, por supuesto, pero si en los primeros siglos la frialdad estaba establecida en todo el poder civil y en la sociedad aún por evangelizar, hoy lo está en el corazón de los hombres. Incluso en el corazón de los mismos cristianos. Hasta en el seno de la Iglesia.

Si quieres descargar el Tratado sobre la Oración, de Orígenes, lo tienes en los siguientes links (gracias a Apostolado Mariano por esa grandísima labor de divulgación que hacen):
- Parte primera.
- Parte segunda.
- Parte tercera.

| Redacción: Bianamaran.blogspot.com

2 comentarios :

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Muy interesante Bianamaran, lo he leído por encima y se nota el fervor espiritual que tenían en los inicios del cristianismo, igualito que ahora, lo que pasa es que ya se sabe por las escrituras que en los tiempos finales la perversión y la falsedad terminará minando a muchos y buenos cristianos, por eso es buenos ir siempre a los orígenes y no dejarse llevar por la actual doctrina del buenismo sin base bíblica.

    Jesús nos enseña a orar.
    https://www.youtube.com/watch?v=BvF4t0yAOe4

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