Como en la casa donde vivo el ruido es casi constante, y molesto, me he acabado convirtiendo en prácticamente todo un experto en tapones anti-ruidos para los oídos (tapones auditivos).
Recuerdo la primera vez que usé tapones de este tipo, fue en mi primer viaje en avión a Mallorca, para intentar paliar los agudos dolores de los cambios bruscos en la presión atmosférica del avión (barotrauma). Luego me enteraría que aparte de los tapones, hay otras técnicas como masticar chicle, bostezar, agachar la cabeza... Aunque lo mejor para los que somos tan sensibles es, directamente, no subirse a ningún avión.
Por aquel entonces la farmacéutica me dio unas "cosas pegajosas" que parecían plastilina, de desagradable color rojo oscuro (parecía que sangrabas por los oídos) recubiertas con una torunda de algodón. Aunque uno peleaba por que se ajustasen bien al canal auditivo, al tener una casi nula propiedad de expansión (solo eran moldeables) sus cualidades anti-ruidos eran bastante limitadas.
Las cosas han avanzado bastante desde aquel entonces, y hoy existen dos materiales principales que pugnan por su protagonismo con sus particulares ventajas y beneficios. Estos dos materiales son el foam (espuma polimérica), de tipo esponjoso, y la silicona (goma polimérica).
Conozco a personas que se sienten mucho más cómodas y mejor con la silicona, aunque este tipo de materiales, por su polivalencia y más durabilidad, suelen ser elegidos como protección auditiva para EPIs (equipos de protección individual para trabajadores).
Por su comodidad, sobre todo si tienes que dormir con ellos, yo prefiero los tapones hechos con foam o goma-esponja, que son los que voy a tratar en este artículo. Quizá en uno posterior hable sobre los tapones de silicona pero de momento voy a dejarlo ahí, solo mencionar su existencia.
Ya sabéis que existen dos tipos de tapones, unos destinados a baños públicos y piscinas, y otros al ruido, y son estos últimos en los que me centraré. Sus precios son bastante dispares, y como las farmacias pueden variarlos bastante, podemos encontrarnos con significativas diferencias según el lugar donde los adquiramos. Curiosamente, el precio no tiene mucho que ver con el embalaje, y mientras unos de marca como los de 3M son bastante caros, y sin embargo vienen en una simple caja de cartón con unas cutres bolsitas como protección, o los de Moldex, que te vienen en una bastante lamentable caja de plástico (que encima no va precintada, por lo que cualquiera puede manosearlos) pueden fácilmente acercarse a los cinco euros, otros que vienen bastante bien embalados, con un blíster bien cerrado, rozan los tres euros. Como veis las diferencias pueden llegar a ser destacables.
Todos ellos están construidos con el mismo material, pero disponen de muy variados diseños. Uno de los peores son los de Moldex de nuevo, los cuales, encima de ser caros, llegan con tonalidades multicolor. Esto hace que no se aprecie bien la suciedad, pelillos o cera que se pueda adherir, y que no se pueda saber fácilmente y de un vistazo, por lo tanto, el estado del tapón. Es decir, en Moldex no solo tienen un mal embalaje sino que, además, sus tapones tienen un acabado muy malo.
Por otra parte, otro diseño que no me agrada nada es el de los Noton, pero en este caso por su forma poco anatómica. Es cierto que si uno tiene práctica en usar este tipo de tapones (os he escaneado algunas de las instrucciones que vienen en los mismos, por si las necesitáis para aprender a usarlos en un momento dado) no debería tener mucho problema, pero por esa misma razón no son tapones muy aptos para principiantes, aunque su calidad está fuera de toda duda.
Probablemente por esa "dejadez" y poca atención a la forma, más simplona, es también por lo que son mas baratos, aunque ya he dicho que en lo demás son unos buenos tapones.
No obstante los que más me agradan (pero son difíciles de encontrar) son los de Quies. Te vienen en una cómoda cajita, precintados, y tienen colores chillones (colores neón, para hablar con propiedad) gracias a los cuales se nota muy bien la suciedad. Además, son de muy buena calidad.
Mantenimiento
En cuestión de mantenimiento respecto a los tapones anti-ruido hechos con goma-esponja te puedes encontrar de todo: que se pueden lavar, que se pueden limpiar pero no lavar, que son de un solo uso, que se pueden reutilizar... Lo más hilarante es que ni los propios fabricantes se aclaran. 3M, por ejemplo, te dice que son de usar y tirar, y sin embargo en Noton te dicen que los puedes lavar y reutilizar infinidad de veces. Lo asombroso es que ¡Noton es una marca de 3M! Es decir, los fabrican los mismos aunque uno con una marca diferente.
Por mi experiencia os puedo decir que se pueden lavar perfectamente, aunque he comprobado que tras unos pocos lavados se degradan muy rápidamente (al menos los de Moldex). Lo mejor es que los limpiéis tras cada uso, eliminando restos y que, tras algunos usos, los lavéis. Obviamente, esto depende del tiempo en que lo estéis utilizando, no es lo mismo usar un tapón anti-ruido unas pocas horas, que toda una jornada de trabajo entre el sudor y el polvo, o durante toda la noche. Dependerá, por tanto, también de cómo los uséis.
En cualquier caso un tapón sucio se nota enseguida al tacto: se vuelve pegajoso y se nota cierto endurecimiento. Además, se torna oscurecido en algunas zonas.
Finalmente, aunque es cierto que con el tiempo estos tapones han ganado en eficiencia y comodidad, con el paso de las horas se vuelven bastante molestos igualmente. Es muy difícil pasar toda una noche con ellos porque, además, acaban irritando el canal auditivo debido al roce constante, que impide la acción de la cera del oído (ya sabéis que los oídos poseen su propio "sistema de limpieza") lo que a la larga puede causar daños en la piel.
Por otra parte, aunque es cierto que ayudan -y mucho- para lograr aislarnos del ruido, no evitan toda la franja de ondas sonoras. Por ejemplo, tienen una eficiencia muy baja en graves, los cuales logran traspasar su barrera sin demasiados problemas. También tienen problemas con el ruido transmitido por vibración y con algunas frecuencias, que nos llegan a nosotros no por el canal auditivo, sino por el sistema esquelético. Ya sabéis que los huesos transmiten también el sonido.
Pero aún así para quien no tiene otra solución es el remedio más útil, o eso o intentar volverse sordo.
Por último, no quisiera concluir esta comparativa sin mencionar otras soluciones, como cascos antirruido, que tienen el inconveniente de ser más molestos y más caros, pero que son una buena solución si nos tenemos que pasar muchas horas al día soportando ruidos. El problema de los cascos es que su recubrimiento aislante normalmente envejece muy rápido, sobre todo aquellos de calidad (porque los baratos son poco más que un trozo de plástico colocado sobre las orejas), por lo que cada año más o menos hay que cambiarlos, y es un gasto significativo. Además, los buenos cascos son difíciles de encontrar.
Lo mejor y más eficaz contra el ruido, lo he comprobado, es que te pongas unos auriculares con música y subas el volumen. Claro, estar todo el día y toda la noche escuchando la misma canción de heavy-metal para no oír ruidos puede que acabe volviéndole a uno loco, pero es la solución más radical y eficiente. Con ella sigues oyendo ruido, es cierto, pero al menos es tu propio ruido.
| Redacción: Bianamaran.blogspot.com
No entiendo, si es de esponja se lava y listo, ¿por qué no iba a poderse reutilizar?
ResponderEliminarSe estropean. Limpiar quedan limpios, pero pierden sus cualidades de moldeabilidad y cuesta mucho ponerlos en el oído (incluso llega a hacer daño)
ResponderEliminarcurioso, con lo fácil que seria que la gente tuviera más educación….
ResponderEliminarsí Apolino, eso me pregunto yo muchas veces. Sobre todo con los perros, hay gente que en lugar de pisos parece que vivieran en granjas de animales.
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