A falta de 48 horas para que expire el plazo y el Gobierno catalán responda al ultimátum del Gobierno español con el fin de que se vuelva atras en sus intenciones soberanistas, es un buen momento para recapacitar o reflexionar sobre algo que, seguramente, durante estos días a muchos se les ha pasado por la cabeza. Supongamos que a ese "ultimátum" (entendido formalmente como "requerimiento") el ejecutivo catalán haga oídos sordos. Acabadas todas las vías diplomáticas que los políticos hayan sido capaces de abrir, el conflicto catalán se extiende. Puigdemont, apoyado por su partido y con el refuerzo de independentistas como la CUP, continúa adelante con su proyecto de nacionalismo y le planta cara al Gobierno español con todas sus consecuencias. Las tropas españolas se preparan para entrar en Cataluña y derrocar por la fuerza a los líderes de la Generalidad.
Es un escenario hipotético que, por supuesto, confiemos en que no ocurra, pero ya se están dando los preparativos para que así suceda. La ministra de Defensa no ocultó que las Fuerzas Armadas están ya dispuesta para responder a cualquier orden desde el Ejecutivo, y "el brazo armado" de la Generalidad, sus Mossos de Esquadra, poseen el suficiente arsenal como para resistir. El conflicto bélico, por ello, está sobre la mesa y es algo que no podemos ignorar.
Ante una escalada de violencia de tal magnitud, en donde primero lo notaremos los ciudadanos será en las telecomunicaciones. Éstas, con el ancho de banda destinado a uso militar principalmente, y con las infraestructuras cada vez más dañadas, se irán haciendo más y más lentas. Internet nos llevará a una realidad que algunos hemos vivido ya hace tiempo, en los noventa, con las páginas cargándose "a trompicones" y el ordenador perdiendo conexión cada dos por tres.
En este contexto, la mayoría de páginas web de hoy, sobrecargadas de javascript, adornos superfluos y vídeos, apenas cargarían. En unos primeros momentos solamente cargarían las más ligeras y, luego, ni siquiera eso. Tendrían una ventaja los que estén acostumbrados a usar navegadores en modo texto, como Lynx o Internet Transceptor, los cuales "pasarían" olímpicamente de los plugins y elementos superfluos, y sólo nos traerían el texto "tal cual".
Más adelante, los medios de comunicación online de la Red se darían cuenta de que, para informar, deberán pasarse a texto plano en su mayoría, y a html puro los más afortunados que pudieran. Así, la mayoría de webs y portales de hoy, que arrastran CMS no pensados para la eficiencia y la rapidez de descarga, se volverían inútiles.
Dos recursos actuales jugarían con ventaja: Gmail, al poder activar la posibilidad de usar correo en simple html, estaría por encima de todos los demás, y se volvería a utilizar probablemente el IRC en lugar de las redes sociales, para mantenerse en contacto con conocidos a distancia, al ser este protocolo tremendamente más ligero, flexible, rápido y polivalente.
Los portales de información que más rápido supieran adaptarse ganarían rápidamente protagonismo, aquellos que pudieran diseñar y lanzar sus noticias en portales sencillos, y recurriendo al html de las primeras épocas.
Si el conflicto continúa avanzando nos podríamos esperar constantes cortes de electricidad, así como de servicios básicos de agua y gas. Ante ello, recargar un teléfono móvil será toda una odisea, y los más afortunados que tengan guardados sus antiguos Nokia o Siemens, volverán a desenterrarlos, aprovechándose de sus baterías de semanas de autonomía. Por supuesto, los actuales terminales de estas características, en las tiendas ya se habrían agotado hace tiempo, y lo único que quedaría sería recurrir al mercado negro, con precios impensables hoy día.
La radio será el otro medio que cobraría un gran protagonismo, como ocurre en las zonas de mayor conflicto del mundo, y como pasa cada vez que ocurre una gran catástrofe natural. Será el principal medio para estar al tanto de lo que ocurre cada momento, y tanto el gobierno central, como el catalán, harán enormes esfuerzos para ser protagonistas en las ondas. La televisión actual, sin embargo, con equipos mas complejos y mas necesidad de postproducción para su contenido en alta definición, se convertirá en algo secundario. De hecho muchos ciudadanos tendrían que vender la suya, si se extiende el conflicto en el tiempo.
Tras unos años de belicismo, hasta los relojes acusarán la escasez. Sin apenas alimentos, como para preocuparse por pilas o baterías. Los smartwatches, por supuesto, solo serán entonces un recuerdo y hará tiempo que hayan sucumbido, y solo quedarán en las muñecas de algunos los modelos con pilas de larga duración, como los Casio con electrónica de bajo consumo, los Tough Solar y, por supuesto, los mecánicos. Llevar la hora actualizada será, en este aspecto, un tema crucial, aunque ahora apenas le demos importancia y nos parezca algo casi natural.
En esos momentos ya llevará tiempo escaseando el combustible. Dado que España no es un país productor, será un bien muy preciado. Ni que decir que los coches eléctricos hace tiempo que acumulan polvo en las cunetas. El poco combusible disponible se destinará a los vehículos militares y de emergencias, y sólo los más ricos podrán conducir su coche, eso sí: a costa de pagar cada kilómetro a precio de oro. Ya lo hemos visto anteriormente, en la posguerra, en donde se utilizaba modelos reconvertidos en gasógenos.
Para desplazarnos habrá que usar, a nivel general, la bicicleta, y quizá algunos pocos las motocicletas. No se viajará por placer, ni mucho menos. La mayoría de viajes los haremos en busca de medicinas, o de alimentos. Esto traerá consigo que los robos de ambos bienes (medicinas y comida), y los de bicicletas, estarán a la orden del día. Quien deje una bicicleta cinco segundos en una esquina, se quedará sin ella. El mercado negro vivirá una expansión tremenda, y las líneas de trenes y autobuses reducirán sus recorridos notablemente: desplazarse lejos será un riesgo tremendo, no solo por la inseguridad, sino por el mal estado de vías férreas y carreteras, teniendo en cuenta que las vías de comunicación terrestre son uno de los objetivos principales en cualquier conflicto bélico.
Si, como suponen algunos, el gobierno catalán contara con el apoyo ruso, podemos esperarnos enormes dificultades en todos los sentidos. Aunque el objetivo principal de las fuerzas de la "nueva" república catalana serían los centros de mando y poder en Madrid, con el apoyo ruso los catalanes podrían atacar virtualmente cualquier punto del territorio español. El gobierno nacional podrá contar con el apoyo del europeo, pero el mas avanzado caza de la Unión Europea, el Eurofighter, no es rival para los avanzados y modernos cazas de última generación rusos, como los poderosos SU-35 o los SU-57 de quinta generación. De hecho, muy probablemente ni habría conflicto aéreo: al ver un caza ruso de este tipo, lo mejor que podría hacer el piloto español sería dar media vuelta y poner pies en polvorosa, porque no tendría oportunidad alguna frente a ellos. Más aún si Rusia apoya a Cataluña con su sistema antimisiles portable, el S-400 que ya desplegase en Siria, aunque esto sería muy improbable porque se convertiría ipso-facto en una amenaza para toda Europa, dándole a Cataluña la posibilidad no solo de mantener limpio su propio espacio aéreo, sino de adueñarse del de media Francia.
La única esperanza de España en este supuesto, sería que Estados Unidos, o más concretamente la OTAN, les apoyara en el conflicto, poniendo como excusa la protección de sus bases españolas, la mas cercana en Zaragoza. Pero es muy poco probable que Estados Unidos entre abiertamente en un conflicto tan politizado y territorial en el cual no tienen mucho que ganar y, encima, les enfrentaría a los rusos.
Por supuesto, todo esto ocurriría si Cataluña contase con apoyo exterior, algo no muy descabellado dependiendo de cómo transcurra el conflicto, aunque ahora se vea muy lejano y difícil.
Por ello, con el espacio aéreo bajo su control, solo sería cuestión de tiempo que Cataluña consiguiera tener a España rendida a sus pies. Lo único que se lo impediría probablemente sean los propios catalanes, cuya división interna entre mantenerse en España o el independentismo es muy grande. Y quizá, por ello, la única baza que podría jugar el gobierno de España ahora es lograr que los independentistas no se hagan con el control absoluto de la región. Aún están a tiempo para ello, antes de que sea demasiado tarde y las espadas comiencen a afilarse.
| Redacción: GacetaIlustrada.com / GacetaIlustrada.blogspot.com
Viviendo en Cataluña, me asusta todo esto. No porque no sepa usar Lynx, ni porque no tenga relojes Tought Solar, sino por la que se puede avecinar... Esperemos que no sea nada.
ResponderEliminarTe entiendo Guti. Yo vivo fuera, y me asusta, así que viviendo ahí no lo quiero ni imaginar.
ResponderEliminarPero lo que también me asusta es la insensibilidad de "nuestros" gobernantes (de uno y del otro bando), y su indiferencia y pasotismo. Aunque supongo que las cosas se ven de distinta manera cuando se está bien protegido por altas murallas y se vive en palacios de cristal, claro. O sea, cuando se tiene la seguridad de una cuenta bien gorda en el banco (o en los bancos).
Qué pena tan grande que una sociedad acabe derrumbándose por falta de amor, me recuerda cuando volaron el cine de cinema Paradiso y con él se esfumaron miles de sueños y de historias personales, una verdadera pena.
ResponderEliminarSin amor no hay nada, no queda nada, solo destrucción…. Solo queda Orar y que el SEÑOR ilumine los corazones de tantos ciegos de espíritu.
*Como la vida misma(Mi película favorita): https://www.youtube.com/watch?v=P3qQVdkN__Q