1.9.16

Mi preciosa amiga


Recuerdo con cariño a mi amiga Jade. Todos la conocíamos por ese nombre, aunque en realidad su nombre real era otro. Ella sí tenía problemas para conectarse a internet o para coger un ordenador y, aún así, solía siempre lograr estar online. Tenía sus recursos, y la verdad que sabía aprovecharlos, unidos a su inteligencia. Por desgracia eso servía de poco ante lo mucho que la azotaba y la masacraba la vida.

Cuando la conocí ella tenía veintipocos años, aún estaba en esa edad donde las chicas comienzan a deslumbrarse con su propio cuerpo, y recuerdo que compartía con algunos de sus amigos más cercanos fotos que se hacía con el móvil mostrando sus exuberantes, mareantes y sublimes curvas de mujer.




A diferencia de muchas chicas, ella no era delgadita. Quiero decir, no era gorda, pero tenía un cuerpo con una presencia imponente, lo que le hacía parecer mucho más mayor de lo que era, como si fuera una treinteañera aunque ya he dicho que tenía veinte y pocos.

Hace unos días, repasando viejas fotografías de amistades, me encontré con sus fotos dentro de una carpeta. El verla de nuevo hizo acelerar mi corazón. Se pintaba muy bien, maquillándose con sombras negras profundas y tonos ceniza y rojos oscuros. Además, vestía siempre de estilo gótico, medias negras, chaquetas ceñidas negras... Lo cual, unido a su larguísima melena (le llegaba por debajo de la cintura) negra, negrísima y muy densa, terminada en un corte de sugerente pico, la hacía todavía más atractiva y seductora. Eso junto a sus ojos clarísimos aguamarina... Imaginárosla en conjunto: melena y ropa negra, maquillaje ahumado y, en su rostro, como dos luceros, sus refulgentes ojos claros.

Por desgracia Jade tenía muchos problemas familiares: unos padres que no la querían, que la ignoraban absolutamente, y que le hacían la vida imposible. Ella era hijastra, su padre estaba con otra mujer con quien había tenido sus hijos, qué fue de la madre de Jade no lo sé... Curiosamente nunca se me ocurrió preguntarle.


Jade intentaba estudiar y formarse con cursos gratuitos del INEM, pero acababa dejándolos al poco tiempo y nunca terminaba ninguno.

Por aquella época ella salía con un amigo mío, un gran amigo, y yo salía con una amiga de los dos. Las tardes que coincidíamos en el MSN hablábamos durante larguísimo tiempo. Ella tenía el don de perturbarme, por supuesto no era tonta, y sabía lo que su atractiva figura producía en los chicos, aunque la mayoría de ellos le duraban muy poco porque en cuanto empezaban a conocer su problemática, se iban. O bien esperaban hasta conseguir lo que les interesase de ella (sexo, principalmente). Por supuesto también ella muchas veces intentaba aprovecharse de los hombres sin que se aprovecharan ellos de ella.

Para mí siempre fue una amiga y nunca pasó de ahí aunque, lógicamente, en aquellas extensas sesiones que los dos manteníamos por el chat y en las que me contaba con pelos y señales sus encuentros amorosos con mi amigo yo acabase viendo chiribitas. Algunas veces hasta me llegaba a pasar fotos en posturas realmente comprometidas.


Por desgracia -o por fortuna, quién sabe...- yo estaba cegado por la que era mi novia en aquellos momentos y, tonto de mí, no supe darme cuenta de la atracción que Jade producía en mí. Solo me di cuenta de ello mucho tiempo después, cuando ya nuestras vidas siguieron caminos radicalmente divergentes y no volví a saber de ella.

Cuando me encontraba convaleciente hace unas semanas, no se si a causa de la fiebre o de la medicación, tuve un sueño con ella que me dejó muy impactado, en donde yo la acompañaba a su casa. Ella se había montado su "chiringuito" para ella sola en un edificio industrial abandonado, de difícil acceso y al que se llegaba haciendo auténticos malabarismos entre viviendas. Creo recordar que me dijo que quedaba a uno o dos kilómetros pero, cuando la acompañé, se intentó despedir ante unas viejas viviendas acuarteladas. Le pregunté que si vivía allí y, de ser así, que no era un sitio tan lejos. Me dijo que no, pero que era por allí por donde tenía que pasar para atajar. Entonces le pregunté que si podía seguir con ella, y me respondió que de acuerdo.

Atravesamos varios patios de viviendas interiores, realmente el sitio había que conocerlo para no perderse ni despistarse y para ser capaz uno de poder andar por allí y desplazarse entre aquel laberinto de casas antiguas, callejones, trasteros y recovecos, sin extraviarse. Luego, nos acercamos a un edificio de la época franquista y ella se introdujo por una pequeña ventana de la parte inferior. Le pregunté asustado si podíamos entrar así a una casa particular, y me replicó que aquella era su casa. La casa de sus padres, más bien, por lo que supe después. Entré tras ella y me aconsejó:

- Sígueme rápido y no te separes de mí.


Empezaba a preguntarme que dónde me había metido. recorrimos un pequeño pasillo lleno de trastos, juguetes y objetos de lo más diverso tirados por el suelo, junto con ropa. Obligatoriamente tuvimos que atravesar por lo que parecía un pequeño salón. Allí varios niños, un señor fuerte y con barriga, y una señora -o me pareció, estaba bastante oscuro- veían la televisión en penumbra y comían algo en platos. Jade atravesó la estancia sin mediar palabra alguna, como si no existieran, ignorándolos completamente, sin mirar siquiera para ellos, y saltó por la ventana hacia otro patio interior. La seguí mientras escuchaba a su padre gritarle: "¡ya viene ésta!".

Traté de no perder el rastro de mi amiga, ¡caminaba muy rápido por delante de mí! Su padre salió por la ventana hacia el patio tras nosotros, increpándola:

- ¿Quién es éste? ¡Contéstame o te rompo los dientes!

Yo estaba muy nervioso. Por fortuna dejó de seguirnos, pero se quedó de pie llenando a la pobre chica de insultos y amenazas.

Poco tiempo después yo me perdí entre mis cosas y aunque hace poco la busqué en redes sociales, nunca volví a saber de Jade. Espero que las cosas le hayan ido mucho mejor y haya podido salir de aquella miserable vida.

Jade, donde quiera que estés, cuídate mucho cielo.


| Redacción: Bianamaran.blogspot.com

3 comentarios :

  1. Creo que es un sentimiento que muchos hemos tenido. Bien en el amor, como en las oportunidades. Qué habría pasado si hubiera escogido la otra puerta? Esa desazón, nos llega en forma de sueños, pasiones, o pensamientos perdidos.

    Casi siempre parece que la otra puerta era mejor que la escogida. En realidad, cuando objetivamente la decisión que tomamos fue la mejor, nunca nos cuestionamos como sería haber cogido la otra alternativa...

    A lo que iba, que nos cuestionamos si el otro camino hubiera ido mejor, y algo en nosotros lo idealiza para hacernos pensar que fue así. Sin embargo, la mayoría de veces, es solo un sueño. Fantasía. Si hubiera sido mejor, lo más probable es que en ese momento lo hubiéramos cogido.

    En todo caso, y ante sus circunstancias, espero que Jade se encuentre bien, y acabase superando sus dificultades.

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. Las mujeres son criaturas de Dios muy extrañas y especiales, Con su aparente fragilidad e inocencia son capaces de rasgar los cimientos del cielo y prueba de ello fue cuando se comió la manzana en el jardín del Edén…. Cuando Eva cayo en el pecado al comer la manzana que le ofreció Satanás en forma de serpiente Adan por amor a Eva desobedeció a Dios, es decir, que Adan sacrifico la Eternidad por estar con Eva ¡Increíble!, este pasaje de la biblia me tiene adshorto ¿Cómo es posible?

    Todo lo que me digas me lo creo ya que todos de alguna manera hemos pasado por situaciones similares, esperemos que Jade haya encontrado un buen hombre que le haya dado la tranquilidad y el sosiego que no pudo tener en su juventud y que pueda dar todo el amor que no tuvo a su hijo “ si es que lo tiene” , porque aunque muchos no se lo crean las personas cambian, el problema es que muchas veces no lo hacen hasta que no tocan fondo, hasta que su Ego salta en pedazos y se vuelve a reconstruir formando parte de algo mayor, dándose cuenta de que no pueden ir solos por la vida satisfaciendo su Ego, por suerte la gente con la edad va encontrando el camino y espero que eso mismo le haya pasado a tú fantástica amiga del pasado.

    Los sentimientos y deseos no cumplidos del ayer son como las tentaciones del árbol del Edén, es mejor olvidarse de eso no vaya a ser que por tentar tanto a la serpiente al final caigas en algo que no deberías, lo pasado pasado está.

    ResponderEliminar