24.12.17

La fábrica de juguetes


Un relato corto de Bia Namaran.


Hace ya bastante tiempo que no publico un relato corto, aunque bien es cierto que no he dejado de escribir, pero públicamente, y de distribución libre, llevo ya algunos meses sin ofrecer nada. Por eso he creído que esta es la ocasión perfecta, la Navidad, para regalaros algo de ese estilo, y he decidido hacerlo de esta forma: publicando un nuevo relato corto, que es al fin y al cabo una de las cosas en las que más tiempo invierto. Porque un zapatero regala zapatos, un carpintero regalará sillas, y un campesino, el fruto de la tierra, que no es más que el fruto de su trabajo. Lo mejor de sí que puede regalar un escritor, por lo tanto, es su esfuerzo literario.

En este caso en particular es una especie de "cuento de Navidad" parecido al que ya he publicado en pasadas temporadas, para que así entone en cierta forma con estas fechas, e incorpore elementos de esta época del año, como son en este caso los juguetes.




Quiero aprovechar para agradecerles a todas esas personas anónimas que los leen y que, -supongo- por tanto, les gustan, el que me hayan elegido para sus ratos de ocio. No son miles de millones, obviamente no soy un escritor famoso (tampoco aspiro a eso, de hecho mi máxima aspiración al escribir relatos es ofrecer una alternativa de esparcimiento y, quizá, de sueños y esperanzas), pero que algunos de ellos como "Acorazado" o "La auténticamente humana" sean de los posts más leídos de este blog me da un impulso anímico bastante importante. Eso sin contar que casi todos tienen la opción de descargarse, es decir, leerse "offline", e incluso bastantes de ellos no hay alternativa -por su extensión y por cuestiones de facilitar su acceso- de leerlos en el blog, sino que solamente se pueden descargar y esos lectores que los descargan en pdf son un número no cuantificable, por lo que probablemente las cifras sean mucho más elevadas.

A todo eso hay que unir, además, que un gran número de personas los descargan para guardar en su "librería virtual", teniendo relatos y novelas de un autor más que, en mi caso inmerecidamente por supuesto, se mezcla con otros autores de renombre. Una decisión, dicho sea de paso, bastante acertada y muy recomendable, porque así logramos con el tiempo crearnos una colección en una biblioteca que ocupa muy poco espacio (al ser digital) y a la cual podemos acceder en cualquier momento, e incluso imprimir algunos de sus volúmenes, llegado el caso.

El relato que nos ocupa es un texto no demasiado largo, con el fin de que se pueda leer fácilmente desde el blog (aunque desde la sección de descarga de relatos también estará a vuestra disposición), que además de su temática de temporada está inspirado -en parte, o tomando como referencia en esa inspiración- el mismo trabajo que hace un gran amigo en su blog, al que muchos ya conocéis de sobra, que es Guti. La verdad es que tomarle a él como parte de la trama me ha ayudado mucho en su desarrollo, porque he escrito sobre algo que conozco muy de cerca, y que conozco muy bien también la pasión que siente por la temática que trata este relato corto, de forma que lo demás fue rodado. El entorno de las hermanas Sjoberg, una atmósfera que me encanta y a las que ya he dedicado mucha tinta -como bien sabéis todos los que seguís este blog- ha sido el ingrediente ideal para darle forma a una historia que aúna todos los elementos de los que tanto me gusta tratar: la solidaridad, la pasión por lo que hacemos, y la implicación en ello. En suma, colaborando a un mundo mejor, transmitiendo eso en la ficción que, no se si lo he logrado, pero os aseguro que lo he intentado.

Confío en que os guste y os entretenga mucho su pequeña historia, que es casi como un cuento breve. Sin más preámbulo, os dejo con mi "regalo de Navidad" para todos vosotros, un trozo de letras y emotividad, pegadas en un papel y con los trazos de la pasión y el sentimiento. Disfrutad de su lectura.



LA FÁBRICA DE JUGUETES
© Bia Namaran

ProGAD era una firma de juguetes que había sido adquirida por el Grupo ASSI "in extremis", cuando prácticamente todos la daban por perdida y a punto de desaparecer, tras declararse en bancarrota, acumulando años de pérdidas. Con el ASSI Group llevaban más de tres años ascendiendo en beneficios, gracias a una política de relanzar sus productos más carismáticos y olvidados, y la incorporación al mercado de los videojuegos, con software y consolas para niños que producía la firma de electrónica Electrada, también propiedad del Grupo.

Sin embargo nadie se esperaba lo que ocurriría en las últimas fechas del año. Ya en verano, ProGAD había relanzado sus muñecos de plástico articulables, su propia interpretación de los Playmobil o de los Airgamboys, que en este caso se denominaban GADmoves. A su galaxia de temáticas de lo más diversas (espacio, granja, ciudad, profesiones, aventuras...) se unía la incorporación de muñecos basados en películas, de la propia factoría de Foome Productions, productora cinematográfica del Grupo ASSI. De esta forma, había "náreas" o "yues" del filme "Las playas de Venus", robots del éxito en taquilla "Su robot y él", o de la saga de la serie Redundant, una serie de televisión que, ya por su sexta temporada, y con temática futurista y de clones, se emitía por la cadena de televisión VAV.

Pero el impulso definitivo y lo que rompió esquemas fue cuando, a finales de verano, ProGAD anunció el lanzamiento de una nueva colección para los GADmoves: los famosos, a la que le llamaron Stars Collection. Allí había muñecos sobre actores y actrices, superhéroes de la factoría SMN Cómics (Mirrorgirl, Scanman...) o cantantes como Phonix, Archadie o Eve. La fiebre se desató de tal manera que a primeros de noviembre se agotaron ya las primeras ediciones, y las tiendas y centros comerciales acumulaban inmensas listas de pedidos. El stock saltó por los aires y la pasión por adquirir los famosos o superhéores de turno llegó a límites tales que, sin embargo, solo era el presagio de lo que vendría después.

Por supuesto, ProGAD servía a sus propios centros comerciales de Vesak Distribuciones antes que a nadie (por logística, pero también por intereses mercantiles), por lo que cuando llegaban, a cuenta gotas, algunas unidades a las tiendas, lo hacían en primer lugar en esa cadena de establecimientos.

El mercado online también se convirtió en víctima de la pasión por esa colección, y las pocas tiendas que todavía poseían algunas pocas unidades de GADmoves las vendían a precios elevadísimos. Como suele ocurrir, pronto comenzaron a aparecer aprovechados que querían explotar la situación, y algunos avispados que tenían esos muñecos guardados los colocaban en páginas webs de segunda mano a precios escandalosos.

Tal fue la presión sobre ProGAD, que su Director General tuvo que salir al paso realizando unas declaraciones asegurando que antes de finales de año todos los pedidos estarían servidos, y que dedicarían el mayor esfuerzo en produccíon dentro de la fábrica en atender esa demanda.

Era habitual ver en los perfiles de las redes sociales de los famosos su foto junto a su muñeco de GADmoves, por lo que eso se convirtió pronto en una moda. Y en un movimiento magistral, ProGAD supo aprovecharse muy bien de esa oportunidad que se le presentaba: fue cuando lanzó los "Personality". Los GADmoves Personality no variaban en nada de un GADmoves convencional, salvo en un importante detalle: se podían personalizar. Uno adquiría por muy poco dinero el cabello, la ropa, el cuerpo con una tonalidad de piel... Todo lo que fuera, incluyendo una amplia gama de complementos (gafas, relojes, bolsos, libros, ordenadores, móviles...) y podía "construirse" su propio GADmoves.

Cada elemento para estos muñecos articulados de ProGAD se comercializaba en un pequeño blister a unos pocos centavos, un precio irrisorio, pero todo unido hasta formar el muñeco completo suponía un precio mayor que un blister entero con muñeco convencional. Negocio redondo.

De esta manera, todos podían hacer como su famoso favorito, y tener su propio GADmoves a su estilo. Era habitual que se adquiriese ese y el del famoso que a cada uno le gustase, convirtiéndose en todo un fenómeno el realizar fotos con su muñeco GADmoves y su famoso, una tendencia a la que incluso se le acuñó un nombre: "selfiegadmove".

Como, además, todos los complementos que se comercializaban tenían que ver con firmas del propio Grupo ASSI (gafas de SEDOSA, relojes de Eternium, smartphones y computadoras de Electrada, o libros del sello Smirne Editorial) no solo se reforzaba la imagen de marca, sino que se utilizaba como auténtica publicidad que los consumidores adquirían con gusto. Eso llevaba a que no pocos, con tal de parecerse a "su" muñeco, adquiriesen relojes, ropa, o incluso bicicletas y autos, del Grupo ASSI. El muñeco imitador acabó siendo imitado por sus dueños, y lo que ProGAD empezó comercializando como un simpático adorno, acabó siendo causa de que otras ventas del mismo Grupo se disparasen también.

La carga de trabajo sobre la factoría de ProGAD, paradójicamente a punto de cerrar sus puertas sólo unos pocos años antes, era tan ingente que obligó a abrir turnos nuevos y a contratar a más personal, todo con un único fin: que no dejaran de producir juguetes ni de día, ni de noche. El departamento de ideas, innovación y marketing fue admirado y aplaudido por todo el sector, no solo juguetero, sino de publicidad, recibiendo durante las siguientes semanas no pocos galardones, y algunos de sus miembros comenzaron a recibir golosas ofertas para pasarse a la competencia. Ahora bien, ¿quién estaba, realmente, detrás de toda esa exitosa estrategia de ventas? Si había una persona a la que se le pudiese achacar el resurgimiento de una compañía tan longeva, ese era Nik.

Nik había entrado a formar parte de la compañía ProGAD como un empleado dentro de una aburrida sección de diseño de bases de datos. Su tarea no pasaba de ser una tediosa labor de hacer que, las escasas ventas por la tienda web, y los pedidos que iban descendiendo de manera alarmante, se movieran y se ejecutaran de la manera más ágil posible.

Aunque su departamento era importante, él estaba, junto con sus compañeros, en la punta del filo de la navaja, porque con el fin de aprovechar recursos la compañía estaba considerando fríamente la idea (aunque fuera contra toda lógica y contra los tiempos) de clausurar su tienda web, dejar solo una página online meramente testimonial, y reducir el departamento informático a lo mínimo imprescindible. De hecho se hablaba de solo una secretaria, y externalizar todo lo demás.

Pero Nik tenía una inquietud. Sentía realmente la compañía, y añoraba los tiempos en los que había sido famosa y en los cuales, por navidades y reyes, los ojos de los niños brillaban con un juguete de ProGAD en sus manos. Tiempos en los cuales no había hogar donde faltase al menos un artículo firmado por ProGAD para regalar. Esos tiempos eran muy lejanos, ciertamente, pero habían existido.

Con las condiciones en las que se encontraba la compañía, y de su propia mano, Nik poco podía hacer, porque tenía un escaso poder de decisión en la dirección de la empresa y, además, los jefes pensaban más en salvarse a sí mismos, que en salvar a la compañía, a la cual ya daban por perdida.

Por todo ello la única vía que le quedaba a Nik para que, al menos, todo ese rico patrimonio de la legendaria firma de juguetería no desapareciese, era contarlo. Adquiría en mercadillos -o, directamente, se sumergía en los viejos almacenes para encontrarlos, cuando tenía oportunidad, aprovechando sus paseos por los edificios de la factoría- viejos juguetes, especialmente GADmoves, y contaba sus historias en su blog, "La Bitácora de Nik". Pronto se reunieron alrededor de esa página una gran número de coleccionistas y aficionados, dándose cuenta el propio Nik que había mucha gente como él, ilusionada por un producto y un mercado que existía, pero que ni se explotaba, ni se sabía cómo hacerlo. Y, en realidad, ni se quería en otras muchas ocasiones.

La Bitácora de Nik era un referente, y sus posts e imágenes de las viejas colecciones de GADmoves, los indios, los vaqueros, los guerreros romanos o los astronautas, eran seguidos y admirados por los "niños de antes", convertidos ahora con el paso de los años en fervientes entusiastas y coleccionistas, que demandaban información sobre cómo conseguir determinado modelo, si existía o se había producido determinada variante, o qué colecciones deberían haber lanzado en ProGAD.

Gracias a sus contactos con la compañía, Nik podía conseguir catálogos de época y publicidad variada en papel, publicándolos y difundiéndolos y evitando que, así, todo aquello se perdiera para siempre.

No iban a cambiar las cosas, y de hecho Nik ya asumía que su bitácora acabaría siendo el único medio de información tras el cierre inminente de ProGAD, cuando el Grupo ASSI entró en escena.

ASSI no quería nada de la vieja dirección, y de hecho no quería tampoco nada de la anterior ProGAD que había estado rozando el abismo. Querían un impulso nuevo, pero también eran conscientes de que, de encontrarlo, muy probablemente estaría también bajo el mismo tejado de ProGAD, porque nadie como los antiguos empleados conocían mejor la compañía.

De manera que decidieron entrevistar e interesarse por cada uno de los seiscientos diez empleados que aún mantenía la factoría, la cual operaba bajo mínimos, pues en sus mejores tiempos el personal rondaba las cuatro mil trabajadores. Cuando descubrieron a Nik, y la pasión e ilusión que sentía aún por ProGAD, el enlace de ASSI en la compañía, ahora convertido en uno de los ejecutivos de la misma, no lo dudó, y lo incorporó al departamento de desarrollo, innovación e ideas. De allí partía toda la magia: Nik aportó su eficiencia en tecnología modernizando la gestión informática pero, además, también puso en marcha su eficiencia estratégica en productos, como qué líneas relanzar, y qué temática interesaban más al público actual. Por supuesto, eso iba seguido de estudios de viabilidad, pero la filosofía era clara: había fondos, y había que lanzar al mercado y probar "de todo". No a lo loco, pero sí con decisión. Y en ese sentido Nik poseía el conocimiento adquirido durante años trabajando en el material de su blog, que le permitían valorar no solo el producto en el que trabajaba, sino el mercado en el que se movía y el público al que debería dirigirse para hacer a la compañía triunfar otra vez, tanto entre los pequeños, como siempre, pero también entre la gente mayor, los que antaño habían sido niños y que guardaban tan gratos recuerdos de sus GADmoves.

Astrid Sjoberg solo tuvo que echarle un vistazo a La Bitácora de Nik para ver su potencial, y llegó una tarde al despacho del antaño olvidado empleado de una sección a punto de cerrar, con la sola idea en su cabeza de que la misma pasión que Nik ponía en contar la historia y el envidiable pasado de la marca la trasladase a sus productos. Que se hiciera realidad.

Nik, por supuesto, no podía dejar pasar esa oportunidad, y le respondió que le diera libertad con las temáticas, a lo que Astrid Sjoberg accedió, poniendo a su disposición todo el catálogo de firmas y marcas del Grupo ASSI, con solo una única petición: que ella no saliera en ningún pack. Con eso en las manos, Nik tenía muchas variantes que crear, podía lanzar automóviles de la famosa marca MM para sus figuras articuladas, o conjuntos de los equipos deportivos que ASSI tenía en cartera, como jugadores de fútbol o basket, sin tener que pagar nada en licencias. El éxito de esas ediciones era prácticamente inmediato, más aún cuando, como gancho, usaban alguna unidad de los GADmoves como merchandising, que se comercializaba en los propios concesionarios, o en las propias tiendas de los clubes deportivos, según el caso.

Esas brillantes ideas pronto encontraron una grata y favorable respuesta entre niños y mayores, pero tras convertir a los GADmoves en la pasión y la moda de las navidades y cerrando un año apoteósico en ventas, Nik les pidió a los diseñadores algo especial. Y cuando Astrid Sjoberb abrió su regalo de navidad que sus empleados en ProGAD le habían hecho, a los que había devuelto no solo el empleo, sino la ilusión por su futuro, descubriendo en una bonita caja color rojo carmesí -su color favorito- a una muñeca GADmoves de la famosa línea Personality, en minifalda con pelo negro y mechas rojas, no pudo reprimir que sus ojos transmitieran una enorme emoción al reconocerse a ella misma en una de aquellas exitosas miniaturas. No solía ceder a la sensibilidad, pero aquel regalo, por inesperado, le había tocado el corazón. Y mientras miraba a sus empleados en la fiesta de fin de año, reconoció a Nik enseguida. Le sonrió, agradeciéndole el gesto, y éste se acercó, diciéndole:

- No se preocupe, solo hay una unidad: es esa. Y sólo usted la tiene.

Astrid cogió el muñeco en sus dedos, y le susurró:
- Gracias.

Por la tarde, el perfil en la red social de Astrid Sjoberg ya aparecía con una foto de ella y su GADmoves personalizado. Eso haría que las ventas se disparasen hasta rozar la locura, y durante toda la Navidad hasta gobernantes, presidentes de los más diversos países, y políticos de todo tipo, tenían su foto de perfil con su muñeco GADmoves de ProGAD.

Nik tenía aquel fin de año una última cosa por hacer, y disfrutó su éxito de la mejor forma que pudo imaginar: colaborando con la Fundación Sjoberg para que, también los niños hospitalizados y menos afortunados, tuvieran sus propios packs Personality de GADmoves. Dedicados a ellos publicó un cariñoso y excepcional post en su bitácora, como reportaje navideño y para celebrar el abrumador éxito cosechado por los GADmoves en la campaña de Navidad. Una bitácora que ahora era, como no podía haber sido de otro modo, el blog oficial de ProGAD, una petición que le había hecho la misma Astrid Sjoberg y ante la cual, por supuesto, él no podía negarse, todo lo contrario: era su sueño poder representar a una compañía a la que, ahora más que nunca, se le presentaba un futuro realmente prometedor. Y él estaría al frente, en primera línea, para contarlo.

- Dedicado al verdadero Nik y a todos los fabricantes de antaño y de hoy que con sus juguetes siguen llevando la ilusión a los más pequeños.

Fin
| Redacción: © Bia Namaran

2 comentarios :

  1. Tus historias son muy emotivas siempre. Me gusta ese mundo de justicia donde los grandes son íntegros y entusiastas y se fijan en los pequeños detalles.

    Este nuevo cuento de Navidad, gracias por compartirlo, es doblemente emocionante. Es una sensación extraña formar parte de él. Y si algo tiene Nik, es que piensa que ese tipo de acciones pueden hacerse realidad. Fijaros en Playmobil, es un imperio. ¿En cambio porque no lo fueron los Airgamboys o los Comanboys?

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  2. Una pena lo de los Airgamboys, ciertamente. Ver esas cajas en tu estantería es como ver un enorme potencial desaprovechado, sobre todo si uno se para a pensar lo que son hoy en día Playmobil, o los Lego. No se si es falta de visión, de implicación..., o simplemente que les ha faltado un Nik.

    Gracias a ti por leerlo, Guti.

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