No sé por qué me gusta tanto el color teal, supongo que es por mi afición a los colores y, entre ellos, a los que tienen una sutil impregnación grisácea, como si fuera una nebulosa sobre un cielo claro o brillante, como el bermellón o rojo carmín.
Por fortuna no soy mujer, y digo "por fortuna" porque de serlo probablemente me arruinaría y tendría un serio problema con toda la gran cantidad de opciones que tienen las chicas para sombras, tintes, carmines y esmaltes de uñas. Teniendo en cuenta que un esmalte de uñas de una marca medianamente decente tiene un precio que gira en torno a los 5 €, imaginaros mi pesadilla.
Sin embargo con la ropa de hombre y sus complementos no me ocurre lo mismo, y en ese caso prefiero los grises, los negros y, si se da el caso, los borgoña y teals oscuros, pero no mucho más. De hecho cuando me puse a busca mis gafas tenía claro que tenían que ser negras.
Con los relojes no, pero por desgracia no hay colores (ni opciones) tan atractivas en relojes como sí tienen las mujeres; Casio de cuando en cuando lanza alguno peculiar, como por ejemplo el precioso borgoña de sus últimos EFV-550, pero dejando esos lanzamientos puntuales, si eres hombre casi siempre tendrás que elegir entre tonos de marrones, o de azules. Si quieres salir de ahí sólo te quedan los negros. Así que acabo eligiendo, en todo lo que puedo, negro.
Supongo que eso ha influenciado notablemente para que sean los tres tonos que elegí para las hermanas Sjoberg (blanco, teal y borgoña), los tres tonos que uso en muchos de los blogs que tenía (y en alguno que aún tengo, éste mismo), y los tonos que tengo en las negritas a color del editor que he programado y que uso para escribir.
Es increíble la atracción que sobre nosotros producen los colores, es especial las mezclas de fondos oscuros (negros), claros (blancos) y nuestra tonalidad favorita. No deja de ser una radiación que emiten en una determinada onda los objetos, y quizá en eso radica su misterio. Que algo tan básico y elemental nos embelese tanto demuestra bastante a las claras que Dios, en su creación, ha dejado parte de su impronta en una belleza que poseen los objetos en su propia naturaleza. Si eso nos agrada tanto, qué no serán las bellezas celestiales que nos anticipan el disfrute en toda su amplitud. Colores sin sombras y tonos en los cuales nos podemos "embeber" de ellos, no vestir con ellos, sino inundarnos de ellos.
Solo una muestra de esa belleza, "gratuita" y plenamente a nuestro alcance, es el prodigio del color que en la naturaleza tenemos y vemos hoy, eso que es casi como una "golosina" para nuestro cerebro y que intentamos disfrutar en parte (y sesgadamente) con sombras de ojos, lápices de colores, y pulseras y adornos diversos.
No sé qué color elegiría, pero si os encontráis en vuestra eternidad con un personaje de alas teal oscuras, probablemente sea yo. Saludadme.
| Redacción: Bia-namaran.blogspot.com
Es curioso lo diferentes que somos en eso. El teal me parece un color elegante y deportivo. Me agrada por ejemplo para un coche deportivo sobrio, o para una chaqueta de sport. Sin embargo suelo vestir con toques de color: rojo, azul, verde, y hasta amarillo, le da algo de ánimo al día a día.
ResponderEliminarSí, es extraño, eres uno de los pocos hombres que conozco a los que le gustan los colores llamativos. Y cuando pienso en ti, no puedo evitar pensar en esas bonitas Paredes Competición que tienes. Esas sí son una "golosina" para la vista.
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