Durante buena parte de esta semana he tenido bastantes problemas, de ahí que no haya actualizado el blog (ni este ni los otros) tanto como quisiera. No os los voy a contar porque tampoco os quiero amargar con mis cosas (además, ya existen suficientes preocupaciones en el mundo y seguro que vosotros tenéis también vuestros combates personales, para oír los de los demás), pero en esos momentos que tenía que estar lejos de mi casa (bueno, "mi casa", digo mi casa, pero más bien debería decir "donde tengo el ordenador") y por ahí perdido, en sitios lo más lejos que podía para encontrar al menos unos instantes de paz, una de las cosas que he llevado conmigo ha sido mi caja personal con el fineliner.
Para algunas personas les resulta raro que yo incluya un fineliner en un estuche y que sea este "artilugio" lo que lleve conmigo. Pero tiene su razón de ser. Gracias a mi admirado José Naranja descubrí hace tiempo la caligrafía. Por supuesto yo estoy aún muy lejos de llegar a donde está él, pero me sirve de inspiración y en esos momentos me relaja enormemente sentarme y escribir algunos pensamientos, frases o pequeñas poesías, con técnica caligráfica cuidando cada elemento del texto.
La caligrafía, como tantas otras técnicas parecidas, ha caído en desuso. Ya prácticamente nadie escribe a mano, porque escribir a mano desvela demasiadas cosas de nosotros mismos (de nuestra personalidad, nuestro estado de ánimo, nuestra forma de ser...) que es mucho más fácil ocultarlo tras el teclado de un ordenador o de un smartphone. Como un famoso calígrafo decía, "la gente ya no escribe porque les asusta exponerse demasiado".
Yo confieso que nunca he tenido buena letra, pero sí me gusta escribir -ya lo sabéis- y me gusta, principalmente, la posibilidad de darle formas distintas a los trazos, diferentes, emotivas e imaginativas. También me gusta su parte de "juego" que no puedes lograr con máquinas o computadoras, una parte netamente artística, humana, en donde participan nuestro intelecto y la capacidad que tenemos de poder relacionar letras independientes y poder entender la palabra al completo con sólo unas partes de la misma. De momento, no hay máquina alguna que sea capaz de realizar algo así, y eso forma parte de nuestra capacidad más primaria, de lo que más nos hace humanos. Va más allá de un texto o un relato, es el alma misma de una idea, la pasión de seguir la estela de un pensamiento plasmado en un papel. El cuerpo, la sangre y las venas de las mismísimas letras.
| Redacción: Bianamaran.LaOcho.com
Espero que la situación haya ido mejorando estos días...
ResponderEliminarDe la caligrafía me pasa como te pasaba, y me cansa. Quizás sea porque nunca tuve la paciencia suficiente para las manualidades. Lo que si me encanta es escribir, tanto a mano como con ordenador (y cuando se me cruzan los cables a máquina).
Ciertamente sobre papel, tienes la flexibilidad de poder ir esquematizando y ordenando las ideas. Viendo como van tomando forma.
Madre mía Bianamaran, cuando he leído que estabas por ahí y lejos de casa me he sentido mal, no se que te estará pasando, solo quiero que sepas que no estas solo, que confíes en tí y que mires hacia adelante, no mires hacia atrás….
ResponderEliminarVeo que utilizas Staedler, yo como bien sabes soy asiduo de los bolígrafos transparentes Staedtler Stick 430 M y últimamente de los increíbles Staedler 432 M.
Dicen que si cambias la letra haciendo caligrafía te puede cambiar el carácter, así que me imagino que debe ser un asunto importante, creo que es un buen habito el escribir con el bolígrafo, lápiz, Pluma… Lo que sea, pero seguir escribiendo a mano, es una buena costumbre que no se debería perder.
Gracias Apolino (y Guti), la verdad que esto va para largo, a ver si las cosas mejoran pero cada vez estoy perdiendo más la esperanza, la verdad.
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